Un remake cinematográfico tiene como finalidad volver a contar una historia, representada en una película anterior, con el objetivo de ofrecer una nueva versión. Muchas veces ésta se justifica por el uso de los nuevos avances tecnológicos, otras por una revisión de la historia, "releyéndolas a la luz de la actualidad"1, o como suele realizar el cine hollywoodense "ofrecer una adaptación, made in USA, más accesible para un público estadounidense, de películas extranjeras que al parecer no podían dársele en versión original"2, y siempre, por norma general, "con la máxima voluntad de alcanzar fines básicamente comerciales"3. De modo que el remake se ha convertido en un recurso comercial adaptado a nuestra época para obtener rentabilidad económica. Ésta es una práctica habitual desde hace cierto tiempo, que empezó a despuntar tímidamente en los ochenta del pasado siglo, pero que en esta última década del nuevo milenio se ha intensificado exponencial y ridículamente, poniendo de manifiesto una falta de invención y originalidad por parte de ciertos sectores de la industria que debería conducir a una seria reflexión sobre su utilidad.
Sin embargo, dentro de esta gama de colección de títulos rebautizados encontramos, como es habitual en todas las facetas de la vida, unas rara avis que sobresalen del resto, no solo por su nivel de calidad o compromiso, si se quiere, sino porque su planteamiento difiere de modo sustancial del resto. Nos referimos a los casos excepcionales de aquellos títulos que realizan una copia casi exacta del original por motivos infundados o no.
Algunos de los ejemplos más significativos de este tipo de remakes, escasos como hemos dicho, son la versión del clásico indiscutible de Hitchcock, Psicosis (1960), recreada por Gus Van Sant en 1998, o la más reciente copia realizada por Michael Haneke sobre su propia obra Funny Games.
Sobre Psicosis (1998) de Gus Van Sant, poco o mucho, según se mire, se podría decir. En su momento fue menospreciada por la crítica de una forma casi global, llegándola a considerar "el sacrilegio más grande a la historia del cine". Pero no olvidemos que detrás del proyecto se encontraba Gus Van Sant, uno de los referentes del cine contemporáneo, casi siempre dispuesto a ofrecernos propuestas arriesgadas. Ésta consistía en un calco, casi plano a plano, del clásico, pero con algunas diferencias obvias, como el color y el reparto, y otras más diluidas y que nos permiten un acercamiento diferente para enfrentarse a un clásico de estas características y que podría dar lugar a una extensa reflexión.
Sin embargo, nos centraremos más detalladamente en el caso de Funny Games, comparando las dos versiones realizadas y escritas por su propio autor, Michael Haneke, la primera de 1997 y la segunda, re-titulada Funny Games US, en referencia a las iniciales de United States, país coproductor mayoritario de la misma, de 2007.
Analizando Funny Games
El argumento y planteamiento de la película es exactamente igual en las dos versiones: Un matrimonio acomodado de la sociedad austriaca/norteamericana, Anna/Ann y Georg/George se trasladan con su hijo Schorschi/Georgie, a pasar las vacaciones a una casa a orillas de un lago. Allí mantienen una buena relación con sus vecinos, Fred y Eva/Eve. Sin embargo, al pasar por su casa y saludarlos, estos están acompañados por dos jóvenes y su compartimiento es extraño. Más tarde, mientras Anna/Ann esta preparando la cena y Georg/George y su hijo están arreglando el barco en el lago, un joven muy educado entra en la casa, presentándose como huésped de sus vecinos, a pedirles unos huevos. Desde ese momento, empieza el "juego", al que hace referencia el título, aunque nada divertido, en el que los dos jóvenes que acompañaban a sus vecinos los van acompañar ahora a ellos en las peores horas de sus vidas.
La película que se la podría definir como un thriller psicológico perverso, no dejó, ni aún hoy deja, indiferente a nadie. Como el propio Haneke ha comunicado en más de una ocasión, la cinta pretende ser una representación, un tratamiento de la violencia en los medios de comunicación, noticiarios, reportajes, documentales, periódicos y especialmente en el cine y más concretamente en el cine de Hollywood., a través de la cual hacernos reflexionar sobre lo que estamos viendo y de cómo reaccionamos y nos dejamos manipular por esa representación.
Haneke nos propone un "juego" en el que nosotros, los espectadores, nos convertimos en cómplices (a través de varios recursos cinematográficos) de dos jóvenes educados y bien vestidos, que representan a los dos típicos payasos de circo. El payaso blanco (Paul), sabiondo, irreprochable y muy serio, y el payaso cómico (Peter), sumiso y tonto4. Los cuales invaden literalmente a la familia Farber, entrometiéndose en su casa y continuando con su maquiavélica "afición", perpetrada anteriormente en casa de su vecinos y que continuará con próximas víctimas, en una especie de "bucle" interminable, y en la que les van a asumir en una serie de juegos macabros.
Todo el film esta planteado con el objetivo de manipular al espectador, hacerle participe y que el mismo pueda comprobar el funcionamiento y la reacción ante este objetivo.
Comparando Funny Games (1997) / Funny Games US (2007)
Algunas de las diferencias entre estas dos versiones son obvias, por una parte, la primera versión es de nacionalidad austriaca y rodada en alemán, ubicada en un lugar de las montañas de Austria, con un elenco de actores semidesconocidos fuera de sus fronteras, y con una duración de 108 minutos. Por otra parte, la nueva versión es una co-producción entre Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Austria, Alemania e Italia, rodada en inglés y ubicada en algún lugar de Estados Unidos, con un reparto formado por grandes estrellas del firmamento de Hollywood mundialmente conocidos y alcanzando un metraje de 111 minutos.
Otro detalle a destacar, de escasa importancia pero significativo, es el cambio de nombre de algunos de los personajes, siendo el más llamativo el del hijo, que pasa de llamarse Schorschi (nombre poco habitual en lenguas anglosajonas) a Georgie (diminutivo del nombre del padre, Georg) y mucho más cercano a la cultura yanqui.
Si analizamos y comparamos detalladamente ambas versiones, comprobamos que se trata de versiones exactamente iguales, casi calcadas, exceptuando los diferentes repartos que analizaremos más adelante y otros componentes, como veremos a continuación. Algo similar a lo que hizo Gus Van Sant en 1998 con su versión de Psicosis.
La primera de ellas y totalmente identificable, que más bien es un recurso formal que de contenido, es el inicio de la película. Mientras que la versión original la película empieza directamente con un plano cenital de un coche por una carretera y hasta pasado un par de minutos no aparecen los títulos de crédito, el remake comienza con una secuencia de títulos de crédito convencionales de color rojo sobre fondo negro durante un minuto, y que puede ser una de las razones que suman para que la que la versión americana tenga una mayor duración, junto a otros factores que veremos más adelante. Del mismo modo, la aparición del titulo de la película y créditos principales, en grandes letras color rojo sangre, acompañados por la música hardcore de John Zorn que contrasta radicalmente con la música clásica que escuchan dentro del coche y que es todo un aviso sobre lo que va a ocurrir, son totalmente las mismas en ambas versiones. Igualmente, en los títulos de crédito finales, observamos que en la versión de 1995 son en letras rojas sobre fondo blanco, mientras que en la de 2005 son rojo sobre negro.
También encontramos diferencias en el emplazamiento de la historia, en el decorado. Aunque ambas películas transcurren en una casa de verano junto a un lago, estas no son exactamente iguales, lo que no impide que su función y el estilo de la película varíe lo más mínimo, del mismo modo que tampoco repercute que no lo sean el coche, el barco, el perro,... en definitiva, el atrezzo de la película.
Técnicamente, encontramos diferencias en la fotografía, teniendo la primera versión colores más frío, neutros y opacos frente a una tonalidad más brillante, "blanca", luminosa y cálida en la segunda versión. Esto lo podemos considerar como algo realmente relevante de la producción, intentando ser la versión americana algo más accesible y visualmente agradable. Contrastando esta estética y composición fotográfica con la dureza del relato que nos narra. Éste es uno de los factores de diferenciación más claro de la película y con una mayor intencionalidad. La estructura de los planos, ubicación de los actores y objetos, y su planificación es casi exactamente igual entre ambas versiones, produciéndose imperceptibles variaciones en la duración de algunos planos, que puede ser otra de las razones de la diferencia en el metraje entre ambas versiones, sin que ello modifique lo más mínimo el ritmo y tempo de las películas, siendo en ambas también casi exactamente el mismo.
Sin embargo, la diferencia más perceptible que encontramos, obviamente, está en el reparto. Ambos elencos de actores tienen características físicas similares entre los mismos personajes, sin embargo, mientras que en la versión original son actores desconocidos para la mayoría de espectadores, en la versión norteamericana esta formada por conocidas estrellas del celuloide, como Naomi Watts, que también ejerce de productora ejecutiva de la cinta, Tim Roth, Michael Pitt o Brady Corbet. Esta diferencia repercute bastante entre ambas versiones, pareciendo el remake algo más artificial y postizo, menos realista, frío y duro que lo que trasmitía la versión original, como podemos contrastar comparando a las dos actrices que interpretan a Anna, la mujer de la familia, con unos standards de belleza muy distintos entre sí. Así mismo, también encuentro una diferencia bastante significativa en la elección de los intérpretes de los psicópatas, Paul y Peter. El contraste entre estos dos roles es más elocuente en la versión original, donde el personaje de Paul tiene el pelo negro y corto, de complexión más delgada y una expresión más cínica, y el de Peter, tiene el pelo rubio y lleva flequillo, tiene un mayor constitución física y una expresión más cómica. Mientras, en la nueva versión, los dos personajes de Paul y Peter tienen un físico similar, hay un menor contraste entre los personajes, siendo menor el impacto de esta relación. No hay duda que la elección del reparto de actores del remake es toda una declaración sobre la intencionalidad de que la realización de dicha versión es simple y llanamente la de dirigirse al mayor público posible atraído por el conocido elenco.
Podemos concluir que todas las diferencias que hemos encontrado; los títulos de crédito, una fotografía más cálida, luminosa y un elenco de actores conocidos y atractivos, son síntomas que parecen impuestos por su condición de producto dentro de la industria de Hollywood, aunque en el fondo, su planteamiento, estructura y ritmo tiene un marcado carácter europeo que en esencia no ha desaparecido entre ambas versiones.
¿Por qué hacer este remake?, ¿era necesario?
Si, como hemos comentado en la introducción, el remake se ha convertido en el nuevo subterfugio comercial en el que ampararse para obtener beneficios, principalmente desde las esferas de Hollywood, y éste se interesa por una obra como Funny Games, ¿por qué no hacerla?
Como ha comentado el propio Haneke, la película pretende ser un tratamiento de la violencia y comprobar la manipulación a la que somos sometidos por parte de los medios de comunicación, entre ellos y especialmente, el cine de Hollywood, por tanto, qué mejor que el propio autor, para realizar esa misma película dentro de la industria a la que pretende criticar. Sin duda, ésta es una de las razones fundamentales por las que el propio Haneke dirigió él mismo el remake, y por consecuencia, al mismo tiempo, el poder evitar que esa labor recaiga en cualquier otro realizador que pueda destrozar la intencionalidad original.
Decidió entrar mínimamente en el "juego de Hollywood", sin perder su autoría, intencionalidad y visión original de la película, aceptando las reglas necesarias para una buena comercialización de la película -las anteriormente mencionadas-, y poder alcanzar a un público que tal vez nunca estaría dispuesto a ver una película austriaca como la original, y de ese modo, expandir su mensaje sobre la manipulación.
A esta razón, en mi opinión, la principal, se le pueden añadir otras más mundanas, como la intencionalidad de alcanzar éxito, tanto económico como de reconocimiento entre el público estadounidense e internacional. En cualquier caso, a este remake no se le puede menospreciar respecto a la original porque sigue transmitiendo su mismo espíritu y pretensión, consiguiendo Haneke, igual que hizo en su día Gus Van Sant, jugar con el concepto del remake para dirigirlo a su terreno.
1, 2, 3 Lipovetsky, Gilles; Serroy, Jean. La pantalla global. Cultura mediática y cine en la era hipermoderna (Anagrama. Colección Argumentos, Barcelona, 2009)
4 A lo largo de la película se autodenominan como Beavis & Butt-Head o Tom & Jerry en referencia a los personajes de los dibujos animados