Estás celoso porque yo soy un auténtico monstruo y tú tienes que ponerte una máscara
Pingüino en Batman Vuelve (Tim Burton, 1992)
En el año 2000, M. Shymalan sorprendía (gratamente, además; es un film más que infravalorado) con una historia sobre cómo una persona normal descubre que tiene algo especial. Que, en realidad, es un superhéroe (El protegido/Unbreakeable). A diferencia de otras muchas películas que intentan plasmar el origen de los superhéroes, el cómic nº 1, por así decirlo, Shymalan centró todo el metraje en lo que él denomina "el primer acto" típico de estas películas, a saber: el primero es cuando el tipo descubre que es un superhéroe; el segundo, cuando decide luchar contra el mal; el tercero y último, cuando se enfrenta al villano. Y es que este descubrimiento es más que interesante: una persona infeliz, al que le va mal en su matrimonio y que se pone a ligar en el tren, quitándose el anillo de casado. Un perdedor que se da cuenta de que tiene una misión en la vida.
Pero mucho más interesante es la teoría que defiende Shymalan: tiene que darse el equilibro. Debe existir alguien igual, pero opuesto, al otro lado del espectro. Así que si existe un superhéroe irrompible, debe existir un villano quebradizo. El señor Cristal. Un hombre cuya fragilidad y miedo a fracturarse le ha afectado tanto, que se ha vuelto un psicópata. La revelación llega en el momento álgido del film, un desenlace que pone los pelos de punta, aunque ya lo estuviésemos temiendo.
El señor Cristal lo describe así (Vídeo en YouTube):
"¿Sabes qué es lo más aterrador? No saber qué haces aquí (...). Ya casi me había rendido, pero te encontré. Tantos sacrificios solo para encontrarte. Ahora que sabemos quién eres tú, sé quién soy yo. No soy un error, todo tiene sentido. ¿Sabes cómo reconocer al malo del cómic? Es el exacto opuesto del héroe. Y suelen ser amigos".
El nacimiento y evolución de los superhéroes y los villanos en el cómic: una brevísima introducción
En los inicios del cómic, allá por los años cuarenta, la necesidad de crear personajes que fuesen un ejemplo a seguir era más que necesaria. El éxito de lectura, tanto por niños como por adolescentes, era evidente; la delimitación clara entre el bien y el mal hacía que el mensaje fuese claro y conciso: sólo siendo bueno podré llegar a ser un superhéroe. En estos inicios encontramos lo que Shymalan llama el "malo soldado": el que lucha con sus propias manos. Villanos básicos, podría decirse. Normalmente, el superhéroe tiene algún poder especial que le hace sobrehumano, mientras que el malo es un monstruo. En realidad, mucho se especula con que el superhéroe engendrado es la plasmación de las esperanzas y promesas de un mundo mejor que los que emigraban a los Estados Unidos, no hay más que ver el origen humilde de los creadores de estos primeros cómics. En cualquier caso, el rotundo éxito de estos personajes ha llegado a nuestros días, ya sea en forma de viñetas, así como inmortalizados en celuloide.
En la misma época, de la mano de Will Eisner, salía a la luz un héroe sin poderes especiales. The Spirit. De género policíaco y con un héroe parecido a Cary Grant, éste luchaba contra el crimen organizado. Empezamos a ver aquí la necesidad de llevar a un terreno mucho más real esta lucha: el héroe no necesita venir de otro planeta. El villano puede ser de carne y hueso... y del segundo tipo que describe Shymalan: el que es una verdadera amenaza, brillante y malvado archienemigo que pelea contra el héroe con su mente, no con sus puños.
Eisner fue una de las inspiraciones para los cómics más oscuros que llegaron en los años ochenta de la mano de Frank Miller o Alan Moore y Dave Gibbons. Novelas gráficas violentas, que muestran un punto de vista diferente: los ídolos tienen debilidades. El malo no es malo porque sí, ni el bueno lucha para salvar el mundo, simplemente porque tiene superpoderes. La concepción gráfica de Batman/Caballero oscuro de Miller surge al pensar éste en por qué el mundo necesita a Batman... y creó a un héroe anarquista en los tiempos de Reagan. Watchen surge de Moor/Gibbons al querer demostrar que, de existir los superhéroes, sería absurdo que fuesen así disfrazados en el mundo real. Si luchan contra los villanos, contra el mal, será por razones humanas.
Este nuevo concepto de héroe, oscuro, corrupto, no es del gusto de todos. Para algunos moda pasajera, para otros verdadera esencia y psicología de los humanos, la verdad es que más o menos "puros", existe una evidencia: no puede existir el bien sin el mal. No puedes ser héroe sin villano. No puedes salvar el mundo si alguien no quiere destruirlo. Está claro: "Si no hay nada por lo que luchar, te quedas en Smalville", como dice Trina Robbins (creadora de Go Girl!).
Villanos más interesantes que el superhéroe
No es de extrañar que, si consideramos el aspecto más humano del superhéroe y del villano, la delgada línea que les separa sea tan difusa. El desmitificarles también ayuda a que el lector/espectador se sienta más identificado. Quizá no hasta el punto de querer que gane el malo (bueno, algunas veces, sí), pero su existencia, el porqué de sus actos, nos atraen más que las ganas de que no los lleve a cabo. Así que resultan muchísimo más interesantes que el héroe en sí.
Hablaremos de dos héroes de cómic llevados a la gran pantalla que, francamente, se han visto superados por la maestría, tanto en la definición de los personajes como en la interpretación de los actores, de los villanos contra los que luchan. Hablaremos de Batman y de Charles Xavier.
1. Batman vs. Espantapájaros, Dos caras, Joker y Pingüino.
Uno de los directores que mejor ha sabido plasmar esta nueva visión del héroe y del villano en la gran pantalla es Christopher Nolan con las hasta ahora Batman begins (2005) y The dark knight (2008): entendemos a un atormentado Bruce Wayne, que, incapaz de superar la muerte de sus padres, escapa de casa para encontrar en su miedo más inconfesable la fuerza para volver y hacer algo con su vida que valga la pena, tras tantos años viviendo desorientado. El Batman de Noland, que (gracias a Dios) nos quita el mal sabor de boca de las películas de Joel Schumaker, bebe de los orígenes del cómic. Es un héroe real, con problemas reales. Inseguro, atormentado. Psicológicamente oscuro. Y, si es esto lo que más nos atrae de él, no es de extrañar que también lo hagan los villanos que le hacen frente.
Así que aquí nos encontramos con tres de las mejores antítesis del héroe. El primero, Jonathan Crane, el Espantapájaros de Batman begins. Éste, psiquiatra de profesión y loco por devoción, utiliza el disfraz de espantapájaros para inducir el terror en sus víctimas, rociadas con una toxina inductora de los peores miedos. El doctor encuentra placer extremo asustando a sus víctimas hasta la muerte.
Vemos en él varias similitudes con Batman: una obsesión, un disfraz para ocultarse tras sus victorias. Aunque en el film de Nolan no queda patente, en el cómic se da a entender que el trauma de Espantapájaros viene de sentirse humillado durante su infancia, por su apariencia enclenque y pinta de sabelotodo. Un villano que, aunque queda un poco apartado por la trama con Ra's Al Ghul en la película, confunde tanto como el propio Bruce Wayne.
En The Dark Knight veremos rescatados a dos de los villanos que ya fueron explotados en películas anteriores. El Dos Caras de Nolan es una persona normal, carismática, que saca a la luz su lado más mezquino y criminal, al darse cuenta de que no existe justicia. Sin embargo, en una escena del film, algo nos dice que en su adolescencia ya jugaba a doble bando. Poco más se esclarece del pasado del héroe/villano (y es que Dos Caras es la pura representación, en una misma persona, de que defender el bien o el mal son las dos caras de la misma moneda... o una misma cara, mejor dicho), que en la película de Schumacher, por el contrario (y se supone como una de las pocas menciones a los cómics de última generación, léase Frank Miller), se describe como alguien que quiere borrar un trauma familiar destruyendo el crimen organizado. Pero bueno, esa fue la única pincelada que profundiza en el personaje del villano, deslumbrado por tanta luz y juego de colores que incluyó el director en la película, que, obviamente, no alcanza la supremacía de las góticas antecesoras de Burton. Aun así, quizá sea Tommy Lee Jones el único que salva la papeleta en la caída cinematográfica del héroe murciélago.
"Mis personajes están por lo general muy deprimidos, como Batman, que es un maníaco-depresivo", espetó Burton antes del estreno de su Batman. ¡Ah! Qué mejor introducción para el Joker, que en 2008 fue nombrado número 1 en el Top 100 de mejores villanos por Wizard Magazine. Villano por excelencia, encumbrado por un Jack Nicholson en estado de gracia y mitificado finalmente por el fallecido Heath Ledger.
Burton, conscientemente, dejó brillar en múltiples escenas al histérico Joker de Nicholson, proporcionándole voluntariamente una complejidad y realismo, aun con el horrendo disfraz que llevaba (fiel al cómic), que asombraba a todos. Siguiendo con la teoría mostrada en El protegido, una de las frases más aterradoras del film era "Yo te hice, pero tú me hiciste a mí", clara justificación de sus acciones, echándole en cara a Batman que no dejó que muriese al caer al tanque lleno de ácido.
Si el Joker de Burton no era suficientemente oscuro y cruel, la interpretación de Nolan llevó el concepto mucho más allá: psicópata demente, con un pasado no conocido, pero, sin duda, distinto a la interpretación del Joker de Nicholson (basado en la reinterpretación del personaje por Alan Moore en los ochenta), disfruta creando el caos. En realidad, esta concepción del Joker es en parte la del cómic original de 1940. No nos hace falta descubrir un pasado, un origen a la locura del Joker. El Joker es, sencillamente, la encarnación del lado psicópata de Batman. Es la clara representación de la doble faceta del héroe, que al final de la película se convertirá, por voluntad propia, en proscrito. Una dualidad que marca al multimillonario desde pequeño, ahora fascinado por la falta de escrúpulos de su oponente. De hecho, está claro que Nolan quiso equilibrar en su segundo film las fuerzas del bien y del mal: encontramos exclusivamente, a diferencia de todas las anteriores, a un único villano. Un villano tan inteligente como el propio Batman. Un villano al que todos respetamos, por la coherencia de su discurso dentro de su desorden mental. Y una interpretación que dejó a todos los defensores del teóricamente inigualable Nicholson pasmados. Y es que Ledger no le igualó, le superó con creces. Eso sí, se dice que se metió tanto en el personaje, que acabó destruyéndole.
Antes de dejar a Batman no podemos olvidar a Pingüino, que apareció por primera y única vez en el Batman vuelve (Batman returns) de Tim Burton, y que gracias a la particular visión del director y a la interpretación de Danny DeVito fue el mejor villano: el más listo de todos los malos aliados en esta segunda entrega y con mayores problemas psicológicos -debido a haber sido abandonado por su deforme físico en una cloaca, será el líder en la sombra de la banda del "Circo del Triángulo Rojo", cuya misión será la de destruir a Batman para poder encumbrarse y alcanzar el poder (políticamente hablando).
2. El profesor Xavier vs. Magneto
Quizá no sea uno de los superhéroes más seguidos, pero hay que reconocer que el trabajo del profesor Xavier es clave en X-Men. Y su trabajo no se iniciaría sin tener que luchar contra su otrora mejor amigo, Erik Lehnsherr, alias Magneto.
Magneto, villano de categoría 2 (es decir, de los que luchan con su mente), es uno de los más controvertidos, al poder vernos realmente empujados a compartir sus ideales. Al fin y al cabo, lucha en contra de los hombres por haberle marginado, en primer lugar, por ser judío, y en segundo, por ser un mutante. De hecho, su papel en los cómics ha variado de villano a héroe, y no es de extrañar. Porque el villano lucha por defender sus intereses, sean más o menos oscuros. Y, si le vemos una justificación aceptable... ¿por qué considerar que está al otro lado del bien? Quizá sean los otros los que están equivocados, los que defienden una paz que, dada la naturaleza humana, es a pie juntillas imposible.
La simpatía por Magneto aumenta en la última entrega, X-Men: primera generación (Mathew Vaughn, 2011)
, gracias a conocer en mayor detalle los orígenes del personaje que crea Erik a su alrededor. Y es que, en comparación, el profesor, aún siendo abatido por la bala que le dejará en su característica silla de ruedas, no deja de parecernos un mojigato. En cualquier caso, el trabajo de Ian McKellen en las entregas de Bryan Singer seguirá siendo de lo más destacable de esta adaptación en la gran pantalla, de la que siempre será, para muchos de nosotros, "la patrulla X".
Fuentes:
* Películas clave del cine de superhéroes, Quim Casas, Ed. Robinbook 2011.
* Material adicional Blu-ray El protegido (Unbreakable, M. Knight Shymalan, 2000)