Barcelona cuenta con dos plataformas destinadas a la difusión del cine con contenido homosexual. Desde hace catorce ediciones el Casal Lambda organiza FIRE!!! Mostra Internacional de Cinema Gai i Lesbià que este año se celebró del 01 al 09 de julio. Por otro lado, el Festival Internacional de Cinema Gai i Lèsbic de Barcelona cuenta ya con nueve ediciones, celebrándose esta edición del 16 al 25 de octubre de 2009. Recién salidos del Festival de Sitges, también nos acercamos a este último.
El Festival dirigido por Xavier-Daniel cuenta además con varias sedes, aparte de la central en Barcelona, donde se proyecta íntegra toda la programación. Así en Girona, Tarragona, Lleida, Castelldefels y Terrassa, se puede acceder a parte de la programación en las mismas fechas. De esta manera, el radio de acción se amplía no sólo limitándose a Barcelona en su voluntad de mostrar y sensibilizar la condición homosexual a través del cine.
En época de crisis, el festival para este año ha contado con un 70% menos de presupuesto y se centra en tres apartados que cuentan con un galardón específico aparte del premio del público para cada una de las secciones. En él se han podido ver cortometrajes, documentales y largos de ficción en una única proyección, salvo el documental Ocaña, la memoria del sol de Juan J. Moreno (España, 2009) que ha gozado de dos pases. Asimismo, solo No oblidis mai de Isidoro Villa Soler (España, 2009) y Straightlaced de Debra Chasnoff (EUA, 2009) se proyectan fuera de concurso.
Si tenemos en cuenta la difícil visibilidad de documentales y cortometrajes en el panorama cinematográfico fuera de la presentación en festivales, sumemos a dicha situación coyuntural, el hecho de que sean realizaciones de contenido homosexual, una materia casi inexistente en las pantallas convencionales al margen del nivel de calidad. Algo que se le puede aplicar igualmente a los largometrajes. Toda aquella audiencia que espere encontrarse de nuevo con un fenómeno como el de de Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005) quizás tenga que esperarse sentado peinando canas.
Y no lo olvidemos. Aunque el público LGBT (1), culturalmente ha sabido identificarse a través de diferentes registros y a través de diversas historias o relatos, también como a todo hijo de vecino, le gusta sentirse plenamente identificado con las vivencias, actitudes y formas de vida que se muestran en pantalla. Nadie negará la importancia de la identificación empática necesaria para que se establezca una relación bidireccional significativa entre el emisor (el autor) y el receptor (el espectador). Aunque demuestre una habilidad innata para leer subtextos y buscar esa identificación hasta debajo de las piedras, también es un público que quiere verse reflejado con la misma sencillez que ante un film convencional. Así pues, no es un cine que solo debería ser para una audiencia LGBT, pero sí cuenta con él de forma explícita.
En los largometrajes de temática LGBT, como en cualquier tipo de cine, hay algo que resulta una obviedad pero conviene recordarlo para los exegetas: no todo el campo es de orégano. Y no todo lo que hemos visto, como comentaremos con detalle, alcanza un nivel de calidad mínimo exigible. No obstante, agradecemos a la organización que nos permita acercarnos a unas proposiciones, que fuera de la selección que se realiza en el festival, tendrán difícil continuidad. Eso sí, para aquellos que vivan en Madrid, podrán ver parte de la programación en el festival Lesgai, Festival Internacional de cine lésbico gai y transexual de Madrid que se celebra del 29 de octubre al 04 de noviembre.
Por lo que contamos con unos materiales fílmicos que circulan en la red de festivales específicos de contenido LGBT, en el ámbito internacional, pero que no trascienden el estrecho perímetro al que parecen estar destinados.
Quiero precisar que no todo largometraje de contenido LGBT presenta las mismas características enunciadas aquí ni tampoco se puede mencionar que dicha producción internacional sea escasa. Que no sea visible no quiere decir que no exista. Porque es un cine que tampoco se cubre en los medios cinematográficos especializados. Una realidad así da motivos más que suficientes para legitimar foros y redes de intercambio en Internet, ya que gracias a ellos, el aficionado interesado puede acceder a un cine invisible, no solo por los dictados industriales y sociales, sino por la nula atención que los medios le dedican. Si los medios de contenido audiovisual desempeñan una labor de divulgación cultural, sería deseable que dicha función no viniese acompañada del sempiterno heterocentrismo excluyente.
Así pues, dentro de este cine de temática LGBT, el festival da voz y visión a aquel cine (sea del formato que sea, lo que se agradece) que resulta todavía más difícil de acceder dentro del guadianesco cine de contenido gay. Es por ello, una valiosa oportunidad para acercarse a unas propuestas que parecen ya nacer con una exigua carrera comercial fuera del circuito festivalero especializado. Y aunque el cine es también comercio, ¿qué duda cabe?, no es algo en lo que El Espectador Imaginario haya centrado su mirada. Por eso, de entrada, todo lo proyectado merece nuestro respeto.
Hechas estas previas consideraciones entraremos a describir en líneas generales todo aquello que hemos visto. Y para ello, le robaremos las palabras al homenajeado en esta edición, el señor Josep Maixenchs Agustí, director del ESCAC: "No es un cine que sólo muestra una realidad sino que la reivindica".
Y de reivindicación y de compromiso en la lucha por los derechos civiles hemos podido ver en abundancia. En cuanto a largometrajes, de forma frontal ya desde la inauguración, The baby formula (Alison Reid, Canadá, 2009). O la durísima, y para el que esto escribe, el mejor largo visto, Shank (Simon Pearce, Reino Unido, 2009), merecido premio del público. Un áspero relato que evidencia cómo una sociedad conservadora como la británica engendra monstruos preñados de violencia por una represión de la homosexualidad en aquellos adolescentes, que ante su ineficacia en la canalización de su condición, acaban abocados en una espiral de odio. Atrevida, sin concesiones, explícita y desoladora. Quizás un plato demasiado fuerte para digerir, incluso para el jurado que ha optado por premiar la que clausuró el festival: Drool (Nancy Kissam, EUA, 2009), un film con una evidente marca de fábrica, una vez que el cine independiente americano en su estandarización ha acabado convirtiéndose en una característica formal y temática, negando asimismo su presunta independencia. Algo sobre lo que ya reflexionaba Javier Moral en su crítica Los Límites del Control de Jim Jarmusch y sobre lo que volveremos cuando entremos un poco más en detalle sobre este largometraje.
Los documentales también han cubierto esta cuota con amplitud. Enumeremos algunos brevemente: Les garçons de la piscine (Louis Dupont, Francia, 2009), Gender Me (Nefise Özkal Lorentzen, Noruega, 2009) o el mejor, también premiado por el jurado, City of borders (Yun Suh, Palestina-Israel-EUA, 2009). Y en este contexto de activismo, el Festival nos presenta dos sobre el SIDA, el soporífero Fig Trees (John Greyson, Canadá, 2008) y No oblidis mai (Isidoro Vila Soler, España, 2009), film que nos empuja a exigirle a TV3, en su función de cadena pública, que lo adquiera como imperativo moral para emitirlo el próximo 01 de diciembre. Dos testimonios actuales sobre el SIDA, que evidencian cómo en la cultura occidental, sólo la comunidad LGBT sigue teniendo presente la pandemia.
Otro signo reseñable, que ha atravesado toda la programación, como lo comenta el director en la página web, y así fue informado en la inauguración, son los diversos tratamientos de la homosexualidad en la adolescencia, abarcando los tres elementos constitutivos básicos del adolescente gay: la orientación sexual, la conducta sexual y la identidad sexual. Tres aspectos que iremos viéndolos reflejados en el detalle que realizamos del cartel del festival.
Y ello nos trajo consigo, el mejor cortometraje, también premiado por el jurado: James (Connor Clemments, Irlanda, 2008), una efectiva muestra de cómo la incomprensión hacia la homosexualidad, por parte de los adultos, puede provocar un daño irreparable en el adolescente que descubre su homosexualidad en un ambiente inhóspito. Junto a este cortometraje, si bien se pudieron ver de todos los colores, destacamos dos: Steam (Elder Rapaport, EUA, 2009) y Na Madrugada (Duda Gorter, Brasil, 2008).
Podemos destacar también cómo se evidencia una esforzada voluntad por equilibrar las ficciones de larga duración entre las ficciones de homosexualidad masculina y las historias de homosexualidad femenina (cuatro de cada una, alternando los días). Si bien, la inauguración y la clausura se han cortado bajo el mismo patrón, reservándose dichos momentos para dos comedias satíricas protagonizadas por mujeres lesbianas y que proceden ambas de Norteamérica (Canadá y EUA respectivamente).
Entre el inicio y la clausura hemos podido asistir, salvo excepciones, a un voluntarioso amateur, atendiendo a su significado actual y a su origen etimológico (el que ama). Por lo que, hemos contado mayoritariamente con operas primas rodadas con pocos medios. Por ello, han abundado filmaciones con texturas digitales, iluminación natural y poca atención a los aspectos estilísticos amén de algunas torpezas narrativas que han hecho situar el nivel de calidad por muy debajo. En una hipotética dialéctica entre forma y fondo, parece predominar en gran totalidad de lo presentado el contenido sobre lo formal y las buenas intenciones por encima de los resultados. No entraremos en estas disquisiciones, pero tampoco somos partidarios de que la validez del contenido legitime la totalidad de un largometraje. Eso nos haría entrar en un terreno resbaladizo, en el que este tipo de cine lo último que necesita son paternalismos autoindulgentes desde un punto de vista crítico.
(1) LGBT: Siglas de Lesbiana, Gay, Bisexual y Transexual
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