Los niños van creciendo bajo el influjo paralelo de sus padres y del ambiente que los rodea, y su pura inocencia original se va transformando bajo dichos influjos. Cuando la madre no quiere al hijo, cuando es severa e incapaz de estimular sus aleteos de libertad y de autoestima, el hijo se refugia en su padre, que sí es amoroso y amistoso, deja huellas permanentes y aparece la ilusión, como aquella esperanza de un mundo mejor, externo al hogar y a la familia.
Esta es la historia de una hija, cuyo padre es un ser sonriente y carismático y cuya madre es una persona encerrada en sí misma, siempre vestida de negro, pesimista. Ella hereda de su padre la ilusión y el liderazgo, y de su madre, la severidad y el gusto por los vestidos negros. Es una historia enmarcada en un pueblo de Sicilia, atrapado por las antiguas costumbres de la mafia, según las cuales el señor mafioso es amo de la vida y de las personas, a cambio de una benevolencia maliciosa y de su capacidad para proveer justicia y venganza cuando hay rencillas, desajustes sociales y ausencia de la autoridad establecida.
El negocio de las drogas ilícitas tiene una capacidad asombrosa para corromper estructuras sociales y crear mafias nuevas en lugares que no tenían esas tradiciones, como ha sucedido en Colombia, como sucede en México. Se mueven grandes cantidades de dinero y aparecen nuevos oficios criminales que aprovechan los espacios dejados por el desempleo, por la ambición materialista, por la falta de mejores oportunidades y por las carencias estatales y la impunidad judicial. Cuando ya existen costumbres mafiosas, es apenas natural que se aprovechen del negocio de la droga y eso es lo que ha sucedido en el pueblo de Rita, la pequeña siciliana, desatando una cadena de crímenes que la afecta directamente, cuando con apenas nueve años ve morir a su padre y a su hermano.
En estos pueblos todo se sabe y Rita es testigo excepcional. Desde el momento mismo de la muerte de su padre, ella anota en su diario todo lo que sucede, inspirada por dos fuerzas: el deseo de venganza y la ilusión de que pueda existir algo mejor que la resignada actitud materna, y que una mujer como ella, hija de un padre líder y sonriente, puede ser protagonista de su propia vida, más allá de la tristeza y del severo destino.
Esta es una historia basada en hechos reales que describe uno de los episodios más famosos de las luchas italianas contra las mafias organizadas. Rita pasa de ser una pequeña e indefensa niña a convertirse en un decidido testigo y descubre que no basta con las ansias de venganza, pues esa es la naturaleza misma que da sustento a la mafia y que es necesario evolucionar hacia la justicia, más inteligente, pero desgraciadamente más débil e incierta. Cuando hace este descubrimiento, pasa de ser una enemiga pequeña a convertirse en alguien decidido, en una potente adversaria, capaz de crear estrategias ganadoras, aún en los ambientes imposibles.
Esta jornada de descubrimiento personal la hace de la mano de Borsellino, un fiscal comprometido, ya veterano, con quien tiene una relación contradictoria, que parte del rechazo, como el que sentía de su madre y que se torna en amorosa, a semejanza de la que tenía con su padre.
Rita resuelve sus situaciones con un espíritu sorprendente, creativo y rebelde, que intuitivamente se apoya en las contradicciones con todo lo que la rodea, ya que adivina en los ambientes cercanos injusticia, desorden, arbitrariedad, engaño e indiferencia. Es una rebeldía con causa, centrada inicialmente en los instintos de venganza y más tarde en los sueños de justicia, aquellos que aceptan la verdad, aunque sea dolorosa y personal, como parte de la historia que debe ser contada.
Veronica D'Agostino, como Rita Atria, desarrolla a la perfección este papel complejo, jugando especialmente con sus miradas, expresivas, ilusionadas, decididas, tristes y ensoñadoras y con sus gestos corporales, poderosos y rebeldes. Se la aprecia por su fuerza dramática que le confiere dignidad y belleza a su rostro y a su figura.
Marco Amenta nos cuenta la historia de manera circular, pero coherente, de manera que el espectador mantiene expectativas y tensiones de principio a fin. Como se trata de narrar un proceso investigativo real, se puede caer en lo documental y periodístico, pero esto no sucede, de la mano de las varias historias paralelas que se cuentan, que le confieren sentido humano, inquietud y profundidad a la narración. El espectador atento puede adentrarse en las situaciones y preguntarse cómo las resolvería él mismo, el director deja espacios para ello.
Hay en la película suficientes inquietudes para el espectador inquieto y rebelde: el tema del crimen, del desorden social; el de manipulación de los seres humanos a manos de individuos poderosos, violentos y vengativos; el de la incapacidad del estado para proveer justicia y para acercarse a las personas y a sus necesidades; la impotencia que se siente ante hechos sociales apabullantes; el impacto de la soledad y de la falta de solidaridad y amistad sincera. Así como no hay enemigo pequeño, no hay tema pequeño y la película debería verse, tanto por su calidad y su fuerza, como por el espacio que nos da para hacernos preguntas valiosas sobre el complejo mundo de soledad, indiferencia, impunidad y de injusticia que nos rodea y para rendir homenaje a los seres valientes que se rebelan contra ellas y buscan ilusionados e ilusos los espacios y las señas de un mundo mejor.
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