Como cada verano, la cartelera se llena de películas que aseguran absoluto y total entretenimiento al espectador. De esta serie de cintas, no falta aquella de superhéroes. Este año no ha sido la excepción, y no ha llegado sólo una, sino varias. Parece que éste será el año de los "Avengers" que se manifiestan en el mundo cinematográfico uno a uno y, a este paso, para fin de año ya se habrán presentado todos.
En esta ocasión, le ha tocado el turno a Capitán América, que resulta ser el líder de estos vengadores, y no sólo eso, sino también un ícono en la historia de los símbolos eminentemente americanos. Este personaje que surgió durante la década de los cuarenta, de manos de Joe Simon y Jack Kirby, fue retomado posteriormente por Stan Lee, quien decidió darle un giro a su personalidad y colocarlo junto a Iron Man, Thor y Hulk, y ahora ha supervisado la realización de la adaptación fílmica.
En la película, realizada por Joe Johnston (El hombre lobo, 2010), se retrata el surgimiento del superhéroe y sus primeras hazañas como tal. Steve Rogers era un enclenque y debilucho sujeto promedio, que tenía una necesidad de servir a su país y luchar contra el nazismo en Europa, pero su condición y aspecto físico le impedían enrolarse en el ejército, hasta que un día tuvo una oportunidad y se convirtió en el Capitán América.
Esta cinta retrata el ambiente y la época del surgimiento, tanto del personaje como de la historia. Así, la película posee una interesante ambientación de mediados del siglo XX con un toque futurista, en el que las máquinas, las invenciones y la tecnología coexisten con los modelos de autos clásicos y los aparatos de bulbos, tales como el televisor, la radio y el mismo ordenador.
Esta cuestión futurista encerrada en una cápsula del tiempo le da a la cinta una textura y proporción diferente a lo que se acostumbra ver en las películas de superhéroes. Aunado a esto, y aunque goza de múltiples efectos especiales (incluyendo el montaje del cuerpo de Rogers), resultan adecuados para la ambientación, sin ser excesivos o molestos. Así, todo esto (diseño de arte, vestuario, escenografía y efectos, entre otros) le da un matiz "terrenal" y especial a la cinta.
Ejemplo de lo anterior es el uniforme del héroe, que siempre es un tema a comentar cuando de adaptaciones de cómic se trata. Pese a que normalmente los nuevos materiales y fibras textiles son el "pan de cada día" de los científicos y superdotados que visten a los héroes, Capitán América luce y utiliza lo que más bien parece un cómodo y útil traje de soldado en campo de acción del siglo XX, pero usando -a diferencia de todos- un color azul con estrellas y barras rojas y blancas (como la bandera), y en lugar de máscara, un casco más amplio. Detalles como éste liberan ciertos estereotipos y sorprenden en la realización.
Por otro lado, hay varias escenas que audiovisualmente reconstruyen momentos sacados de una viñeta de tira cómica: coreografías, gestos notorios y fantoches, personajes exagerados, y un Rogers que apenas está descubriéndose, y con éste, una cinematografía que avanza a su velocidad de transformación, dejando la acción para los mejores momentos de la cinta. Además, el look general recuerda una extraña mezcla entre Sky Captain (Kerry Conran, 2004) y Dick Tracy (Warren Beaty, 1990)
Aunado al aspecto estético, cabe resaltar la selección de Chris Evans en el papel del Capitán. El actor se luce mucho más en esta película que en sus dos anteriores Los cuatro fantásticos (Tim Story, 2005) y Los cuatro fantásticos y Silver Sufer (Tim Story, 2007), no sólo por su cuerpo, sino por la consistencia y peso del papel, que resulta más complejo que la antorcha humana. Sin embargo, es una lástima que sea identificado como otro superhéroe.
Junto a éste aparece un Hugo Weaving, que cada día se consolida como el archivillano de las películas y como un actor que se ha consagrado en la fantasía, la ciencia ficción y las adaptaciones de novelas gráficas; y Stanley Tucci, por su parte, sale en un papel similar a los que ha hecho en sus últimas películas, por supuesto sin perder la compostura ni el estilo y manteniéndose siempre al margen, logrando un papel memorable.
La figura del Capitán América es importante en la cultura norteamericana y ahora es también un punto de equilibrio para reunir y conjuntar al resto de los "vengadores". Pese a que el poder que parecen tener los demás es -por mucho- superior al del Capitán, éste tiene en sus espaldas toda la energía estadounidense para derrotar al enemigo, el hambre de guerra, la hombría, la fortaleza y el nacionalismo que alimenta al norteamericano. El hecho de que este personaje sea "súper", pero no tanto (por su limitada fuerza), le da un mensaje al ciudadano de que se puede defender a la patria con ahínco, paciencia y estrategia (más vale maña que fuerza).
Con lo anterior, Capitán América es una película que tiene un trasfondo que comunica esta necesidad de los Estados Unidos por romper las estructuras del enemigo para consolidarse como el héroe del mundo. Además, las cualidades del personaje (talento, sed de servicio, buen corazón y su inteligencia) son lo que lo convierte en un verdadero héroe. Esto representa las mejores cualidades de un soldado, y por ello, el Capitán es la mejor y más motivamente figura que el país se consiguió.
Aunado a todo esto, la película de Johnston resulta ser el mejor preámbulo para lo que será la cinta que reúna a Thor, Iron Man, Hulk y todos los personajes que se van constituyendo con expectativas de la audiencia y se consolidan con un reparto que seguramente dará mucho de qué hablar, cuando se les vea juntos.
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