Penis from Heaven (No more)

Loco y estúpido amor

Crazy, stupid love, Glenn Ficarra y John Requa, EUA, 2011

Por Pablo Castriota

loco_estupido_amor_cartelAl comienzo de Loco y estúpido amor vemos una sucesión de planos fijos que nos muestran las piernas juguetonamente torcidas y cruzadas de cada pareja por debajo de las mesas de un mismo restaurante, representación de esa agradable incomodidad que suele acompañar a las pasiones encendidas. El último de esos planos se detiene en las firmes, rígidas y desapasionadas piernas de Cal (Steve Carell) y Emily (Julianne Moore), quienes deliberan en silencio sobre lo que ordenarán para cenar. En ese preciso instante, Cal recibe el sorpresivo pedido de divorcio por parte de Emily, con quien ha compartido veinticinco años de matrimonio. A partir de ese momento, y luego de arrojarse de un auto en movimiento, en el momento en que su mujer le confesara que lo engañó con un compañero de oficina, Cal emprende el duro camino de adaptación al desengaño para caer en manos de Jacob (Ryan Gosling), un joven seductor con ánimos de dar cátedra en su especialidad y que se dedicará a "tunear" a Cal para convertirlo en un maduro seductor, facilitándole el acceso a todas aquellas emociones carnales que el recién divorciado se privó de tener en vida. Esta incursión de Cal en el terreno del éxito con las mujeres vendrá acompañada de un proceso de búsqueda de los significados del amor y las relaciones de pareja por parte de varios de los personajes involucrados en esta comedia romántica. El hijo de trece años de Cal está perdidamente enamorado de su niñera de diecisiete (quien lo sorprende in fraganti justo cuando éste le dedica una de sus masturbaciones diarias en el baño). La niñera, a su vez, está enamorada de Cal, por quien se decide a tomarse fotografías desnuda y con dedicatoria en su dormitorio. Emily duda sobre si llevar adelante su relación con su compañero de trabajo David (Kevin Bacon), y Jacob no tardará en enamorarse de una de sus presas de seductor, la única que hasta el momento lo había rechazado (que, casualmente, terminará siendo la hija mayor de Cal).

loco_estupido_amor_1Viniendo de dos realizadores tan corrosivos como Glenn Ficarra y John Requa, vale mencionar que sorprende (y no estoy seguro de que para bien) el tratamiento algo inofensivo de la mayoría de estos enredos amorosos (salvo por algunos detalles algo subidos de tono, propios de la comedia americana). Por momentos (diría más bien que en muchos) se extraña el anarquismo apasionado, disfrazado de falsa misantropía, característico de los personajes de su debut como directores, esa perla negra llamada I love you Philip Morris (2009), pero que también podía vislumbrarse en los protagonistas de sus trabajos previos como guionistas, como Bad Santa (2003), de Terry Zwigoff, y Los osos de la mala suerte (2005), de Richard Linklater. Ficarra & Requa habían logrado dar vida a una privilegiada galería de personajes de pasiones desbordadas que se retroalimentaban con su incomodidad para adaptarse a condiciones de vida normales, unos outsiders pasionales y amorales que los erigieron como los candidatos ideales para dirigir alguna potente remake de películas de amantes criminales. En esta ocasión, el dúo parte de un guion ajeno y pareciera sentirse incómodo y no dar abasto con la cantidad de enredos y subtramas plagadas de arbitrariedades que involucran a todos los personajes, derivando en un relato algo edulcorado y extenso, que se ve compensado por algunas situaciones graciosas, por un elenco muy solvente (particularmente Emma Stone, una belleza en rojo y verde de la que cuesta no enamorarse cada vez que ríe y sonríe y que aporta una espontaneidad y carisma que hacen crecer la película) y por un manejo muy sólido del timming, materia en la que a esta altura ningún realizador de comedias puede fallar para salir ileso de los riesgos siempre implícitos en un género tan difícil como éste. 

loco_estupido_amor_2No puedo decir que Loco y estúpido amor llegue a ser decepcionante, pero sin dudas deja esa molesta sensación de paso en falso y retroceso artístico en comparación a su anterior película. Basta decir que cuando se observa el cielo en alguno de sus planos, uno espera que se escuche aquella alarma carcelera que preanunciaba que, una vez más, Jim Carrey aparecería corriendo con los brazos abiertos, escapando de nuevo de las autoridades de turno, mientras una gran nube en forma de pene flotaba sobre su cabeza.

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