El concepto de familia ha ido evolucionando con el paso del tiempo, en general, sigue manteniéndose como la célula integral de la sociedad, sin embargo, aunque su función sigue siendo la misma, es su composición la que se ha adaptado al vertiginoso y muy variado ritmo que está adquiriendo el mundo. Así que ahora hay madres solteras, padres solteros, parejas de homosexuales, parejas interraciales, entre una amplia cantidad de posibles combinaciones.
El caso de la película de Don Roos (Lo opuesto del sexo, 1998) cuenta la historia de William (un niño interpretado por Charlie Tahan) y Emilia (Natalie Portman), su madrastra. En el ir y venir de la vida cotidiana ambos han tenido que verse en la necesidad de convivir, aunque múltiples obstáculos les ha impedido que suceda de la manera adecuada.
Generalmente, en las películas cuyo principal tema es el amor (y -al menos- un tercero en discordia) hay dos opciones: o el amor triunfa (y entonces se deshacen matrimonios y se rompen corazones), o la película se queda justo como empezó, pero con un aprendizaje para los personajes. No obstante cuál sea el tratamiento o final de la película, en general no es tan común tener la oportunidad de ver qué pasa después del final feliz.
El amor y otras cosas imposibles justamente muestra lo que sucede en la vida de la pareja de Emilia y Jack, quienes tras un affaire laboral, deciden emprender una vida juntos, aún a costa de que el matrimonio de Jack se deshaga, y con un hijo de por medio. Así, Emilia, joven, profesional y enamorada, lidia con las costumbres de Jack, con la pérdida de su bebé, con la ex esposa y, lo más importante, con el hijo.
Si bien el tema es muy especial y no tan comúnmente retratado, el trabajo de Roos en ocasiones raya en el melodrama "dominguero", cuando podría tener un valor agregado o situaciones mucho más poderosas, y más aún aprovechando las capacidades de su elenco. Portman, por ejemplo, muestra destellos de su fuerza emocional a lo largo de la cinta.
Junto a Portman, el trabajo de Lisa Kudrow, es definitivamente algo que vale la pena ver. Ella ha sido musa inspiradora de Roos en los últimos años, y éste ha atinado en escribirle papeles que le abren la posibilidad de mostrarse como actriz y despegarse del -magnífico pero ya estereotipado- papel de Phoebe. Kudrow interpreta a la madre de William y es una mujer aprehensiva, vengativa, soberbia y déspota.
Aunque al final, el tema y la moraleja han quedado claros, tal vez el camino que siguió el director para lograr contar la historia no fue el más adecuado para enganchar completamente al público. Toma mucho tiempo conocer el contexto, comenzar a hacer los nudos (que no son tan sólidos) y luego llega un punto de resolución ya casi al final de la película y sin mayor explosión. La protagonista tiene cambios importantes, que salen a la luz por las capacidades de Portman, mas no por el director o el guión en sí mismos.
Por otro lado, El amor y otras cosas imposibles tiene una formulación muy interesante sobre la familia, pero recurre a lugares comunes para contar la historia, por lo que no es una versión particular ni única. Esto no es terrible, pero sí mina un poco el valor de la cinta, que se vuelve más común que si tuviera un poco más de cuidado y detalle en esas pequeñas cosas que la van moviendo hacia delante.
Las relaciones entre madrastras (o padrastros) e hijos son, al final, el punto medular de esta historia y partes de esto han sido muy bien contadas. Aunado a que hay pocas películas que recrean ese tortuoso camino que significa para todos esta nueva familia. Muchas ocasiones, por más que todos sean "buenas personas", dejar ir lo que ya se tenía, salir de la zona de confort, ver cómo un matrimonio (que representa la familia) se destruye y el sistema se ve invadido por otras personas, es lo que lo vuelve radicalmente diferente, confuso y molesto.
El shock que viven Emilia y William se visualiza durante toda la película, y lo van matizando con pequeños destellos de afinidad y paciencia. Este constante enfrentamiento, en unas situaciones, no siempre termina bien, y en otras, la familia se vuelve un infierno para quien está en ella. Roos ha procurado generar conflictos pero nada que deje huellas sangrantes en la vida de los protagonistas.
En otras películas que hablan sobre estas relaciones como Cenicienta, o Stepmom (Columbus, 1998) se plantean otras posibilidades y combinaciones entre los protagonistas. De amor y otras cosas imposibles es una muestra más de cómo se puede construir una nueva identidad de familia. Sin embargo, cada día estamos más cerca de comprender y adaptarnos a este tipo de cambios sociales.
El acercamiento que tiene ahora la humanidad hacia la información (por la televisión, internet, otros medios, y el contexto mismo) da la posibilidad de comprender que esto sucede y que la capacidad de adaptación es lo que permitirá que sobrevivamos en este mundo. No es decir que esté bien o mal, sino que los nuevos modelos de familia están sucediendo y hay que aprender a vivir con ellos.
A William y a Emilia les cuesta trabajo comprenderlo, y por eso coexisten en esta película, pero así como ellos, muchos son los que han tenido que vivir esta situación en el mundo real, y no todos tienen un final feliz o afortunado. Ahí el valor de la cinta de Roos, ya que él plasma la naturaleza humana en condiciones nuevas de vida familiar. La cinta no posee realmente muchas otras aportaciones, pero sí un acercamiento interesante a una familia moderna en el siglo XXI.
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