Colores, olores. Hombres, mujeres. Vida, muerte. Simetría. Belleza en estado puro. Tom Ford, tras su brillante carrera como diseñador, debuta en el cine con Un hombre soltero, adaptación de la novela homónima de Christopher Isherwood. Pese a algunos altibajos, y aunque se le puede acusar de haber realizado un anuncio largo de perfume, hay que reconocer que ha sorprendido, y mucho.
George Falconer es un modélico profesor universitario de literatura inglesa en 1962, en plena crisis militar entre Estados Unidos y Cuba. Pero eso no importa, no es para nada relevante ni mucho menos inquietante. Al menos, para Falconer. Porque, aun pasados ocho meses desde la muerte de su amante, éste sigue siendo el centro de su vida. Levantarse, vestirse, hablar con la gente, ser educado; ser, en definitiva, perfecto... todo forma parte del disfraz que se pone cada mañana desde entonces. Su vida se ha convertido en un continuo ir y venir del pasado, un pasado que le atormenta hasta el punto de considerar seriamente el suicidio. Porque, tras pasar dieciséis años con tu amor verdadero... ¿qué puede valer la pena si éste te falta?
Seguimos a este hombre soltero durante todo un día, el día que ha escogido sea el último de su desesperación. Se levanta, elige camisa y traje. Todo está impoluto. Todo está colocado de forma perfecta. Orden por colores, orden por tamaños... demasiada simetría. La perfección del planchado de su camisa, de su corbata, incluso del engominado peinado. Todo es falso. Nos damos cuenta de que Falconer se refugia en su pose para esconder que ha dejado de ser un hombre divertido, un hombre feliz. El control en su vida y de su vida es lo único que le ha funcionado para no derrumbarse, para no perder la cordura. Pero ya no puede más.
El alivio de la decisión tomada le hace fijarse, desde que sale de casa, en todo lo que le rodea. Sus vecinos, su assistant, sus alumnos. Gente que pasea, gente que le habla. De vez en cuando, el gris que rodea su existencia se ve teñido de notas de color más o menos intensas, que le devuelven esa esperanza que parecía haber perdido. La sonrisa de su ayudante, el perfume que lleva. La inocencia de un niño, no casualmente vestido de "azul espiritual". El olor de una flor, incluso de un perro. El ímpetu de un joven. Un pequeño regalo. El baile improvisado con su amiga de toda la vida. Una puesta de sol, hermosa aunque sea entre tanta contaminación... pequeños detalles que le hacen volver a la superficie, salir de su mundo y darse cuenta de que no se ha acabado todo, de que puede seguir sintiéndose joven, vital, esperanzado. La muerte no es el futuro, el mundo, la vida, todo está lleno de una belleza más o menos sutil. Vivir en el pasado no es la respuesta. La muerte no es la respuesta. El suicidio, entonces, no es la respuesta. Un único día en la vida de este profesor nos descubre los matices que llenan nuestra existencia... y nos alegramos de descubrirlos junto a él.
El hecho de que el trailer pareciese estar centrado exclusivamente en la relación entre Falconer (Colin Firth) y su amiga Charley (Julianne Moore) ha hecho que mucho amante de películas románticas per se se haya llevado un chasco de grandes dimensiones. Primero, porque no se trata del típico melodrama de kleenex que termina bien. Segundo, porque la relación rota que se ha encontrado es la de dos hombres, no la que aparece claramente en el anuncio. Pero, ¿acaso importa eso? ¿Por qué se ha considerado en Estados Unidos que el film de Ford es un panfleto pro gay, cuando nos está explicando simplemente el sentimiento por el que cualquiera, sea hombre o mujer, puede llegar a pasar en algún momento de nuestra vida? Quizá la publicidad sea engañosa, pero me alegro de que haya podido servir para que algunas personas puedan descubrir un film que, sin duda, será recordado, como mínimo, por cinéfilos empedernidos.
Y es que su narrativa nos hace pensar que Ford está haciendo un espectacular homenaje al film de Luchino Visconti, Muerte en Venecia (1971). La sublime interpretación, tan contenida como impactante de Colin Flirth, nos recuerda continuamente al melancólico Gustav. Falconer encuentra belleza en momentos cotidianos, Gustav lo personifa en Tadzio. En cualquier caso, son dos hombres cuyo pasado e imposible futuro les hace confesar que su desesperación puede encontrar refugio, un refugio que, lamentablemente, el destino les tiene prohibido.
Ford consigue representar la quietud del dolor profundo y desgarrador con un film muy pausado (incluso en algún momento demasiado - la escena con el español a mí me sobra completamente), pero que no se hace para nada pesado. Se reconoce un metraje en el que se ha cuidado hasta el último detalle, tanto en cuanto su puesta en escena (qué decir de vestuario y localizaciones) como en toda su realización (fotografía e iluminación impresionantes, banda sonora que acompaña en todo momento las acentuaciones del sentimiento de nuestro protagonista, montaje con pequeñas elipsis dentro de una escena que nos sacan momentáneamente del ritmo lento de toda la narración...). Y es que no hay ni un plano en el que no se vea lo que se nos quiere expresar, no hay nada fuera de sitio y, aunque algunos podrían - y lo harán - tildarla de acartonada, y aunque sea cierto que tanto cuidado no deja respiro a la improvisación, el producto final es, sencillamente, bello.
La acentuación de color e iluminación de cada escena consiguen un efecto clave para mostrar el cambio de humor del protagonista. Siempre que acompañamos a Falconer en su depresión, los tonos son pálidos. Todos sus recuerdos rebosan calidez: colores tierra. Cada vez que encuentra un detalle que le inspira, los matices de color suben, la escena se ilumina. Incluso, en ciertos momentos, una misma escena varía de intensidad en algunos de sus planos. Este recurso, utilizado durante todo el film, se ve acentuado y se detecta con mayor facilidad a medida que éste avanza, a medida que el profesor va abandonando poco a poco su decisión de suicidio.
Pero, evidentemente, si algo es destacable en esta cinta, es la actuación de Firth. Destacable en doble sentido, porque, sin lugar a dudas, aporta lo mejor a la película (me quedo con la escena flashback en la que le comunican por teléfono que su compañero ha muerto, y que no puede ir al funeral, ya que es "sólo para la familia". Plano único que pasa de medio a primer plano, nos muestra la quietud y contención del personaje, cómo éste sigue hablando por teléfono como si no estuviese sorprendido de lo que se le está diciendo, pero notando cómo poco a poco se le está quebrando la voz y le ruedan lágrimas de dolor indescriptible por las mejillas) y porque también eclipsa cualquier otra interpretación (incluso la de Julianne Moore), cosa que es una pena, porque si nos fijamos bien, gran parte de la "iluminación" de las escenas del pasado la aporta la despreocupada y alegre caracterización aportada por Mathew Goode para el amante del profesor. También saca a la luz y pone en clara evidencia la falta de nivel que tiene el actor escogido para interpretar al alumno que siente devoción por su profesor... al lado de Firth, el pobre chico descompensa las escenas y, por ende, perjudica mucho a un film tan cuidado, al que le hace perder redondez.
En definitiva, un gran debut cinematográfico para Tom Ford, que esperamos vuelva pronto a sorprendernos tan gratamente, y una interpretación merecedora del Oscar que nos mantiene en tensión al saber que en cualquier momento el personaje puede hacer una locura. Imprescindible para amantes del buen cine que no buscan que una historia tenga que explicar mucho en poco tiempo, sino que, simplemente, nos haga reflexionar y nos aporte, como es en este caso, belleza.
Oscars, 2009. Nominado al mejor actor (Colin Firth).
BAFTA, 2009. Premio al mejor actor (Colin Firth).
Festival de Venecia, 2009. Copa Volpi a mejor actor (Colin Firth)
Globos de Oro, 2009. Tres nominaciones: mejor banda sonora, mejor actor (Colin Firth) y mejor actriz de reparto (Julianne Moore)
Ficha técnica:
Un hombre soltero (A single man), EUA, 2009
Dirección: Tom Ford
Producción: Tom Ford, Chris Weitz
Guión: Tom Ford, David Scearce
Fotografía: Eduard Grau
Música: Abel Korzeniowsky
Montaje: Joan Sobel
Interpretación: Colin Firth, Julianne Moore, Matehw Goode, Nicholas Hoult