"Las acciones bajan, las empresas cierran, es nuestro mejor momento", dice el gerente (Jason Bateman) de una empresa dedicada a despedir personal de otras compañías que subcontratan su servicio. La modalidad consiste en aplicar técnicas persuasivas y psicológicas en la instancia del despido. Su mejor empleado y el más apto para ejercer dicha tarea es Ryan Binghman (George Clooney). Un hombre ejecutivo, pragmático y seductor, que lleva a gusto su trabajo. En su vida privada, ha elegido estar solo y alejado de cualquier compromiso afectivo y familiar. Ryan vive literalmente en el aire; su hogar es un avión. Viaja de una ciudad a otra y de hotel en hotel, ejerciendo su especialidad. Una actividad que parece, por desgracia, estar en plena expansión. También dicta conferencias sobre "cómo romper estereotipos y deshacerse de ellos". Ryan tiene como objetivo obtener una tarjeta exclusiva de millaje cuando pronto alcance los diez millones de millas. De esta forma, estará entre los siete hombres del mundo que comparten ese estatus de "pertenencia", ofrecido por las grandes compañías a los hombres de negocios.
Entre vuelo y vuelo, conocerá a Alex (Vera Farmiga), su par laboral o su doble femenino, como dice ella textualmente: "soy tú, pero con vagina". Entre ellos comienza un juego de intercambios verbales competitivos e ingeniosos, que los llevará a vivir un romance sin ataduras ni compromisos que coarten sus (aparentes) libertades.
A su vida laboral llega una nueva compañera, a quien deberá entrenar con su método de despidos. Natalie Keener (Anna Kendrick) es una joven con nuevas ideas que, en su deseo de hacer un buen papel dentro de la firma, propone un nuevo método de trabajo más rápido y eficiente: hacer los despidos vía teleconferencia. De esta forma, Ryan y Natalie comenzarán a aplicar la nueva metodología, con la salvedad de no haber previsto las consecuencias que provoca la falta de dignidad y respeto hacia los trabajadores.
Como en sus films anteriores, Gracias por fumar (2006) y La joven vida de Juno (2007), Reitman no utiliza guiones propios, sino adaptaciones de novelas. Y nuevamente se propone minimizar el tono de ciertas problemáticas. Up in the air gira en torno a otro asunto: la crisis económica y política de los Estados Unidos, una inestabilidad relacionada al derrumbe, o mejor dicho, al miedo de los norteamericanos de no poder sostener su fe en el "american dream". Estos indicadores reflejan las consecuencias del capitalismo salvaje. Una política globalizada e impulsada a través del pensamiento único, que atenta contra la falta de empleo, produce crisis socioeconómicas, desigualdades, fomenta la competitividad en el consumo e instala la vacua filosofía de "soy a través de lo que tengo".
Los personajes
Si el protagonista de Gracias por fumar se jugaba sin reparo por defender las empresas tabacaleras en desmedro de la salud de las personas, aquí hace lo propio Ryan Bingham, con la misma tenacidad y profesionalismo. Este paralelismo deja al descubierto los procesos que el sistema laboral hace sobre sus empleados. Tanto Natalie como Ryan quedan atrapados dentro del mecanismo del que forman parte; son un engranaje más de un sistema que los va fagocitando, pero sin el cual no serían nada. Sin duda, el capitalismo necesita del desempleo para generar empleo y así se retroalimenta.
En Up in the air, el maniqueísmo de los personajes refiere a modelos sociales. De un lado, los exitosos, inteligentes, con buen gusto, como Alex, Natalie y Ryan; y del otro, los mediocres, vulgares, con problemas económicos, allí se ubican las hermanas y el cuñando de Ryan, de quienes él mismo se ha alejado y evita ligarse. Pero también están los desempleados, los fuera del sistema, a quienes Ryan y Natalie se encargan diplomáticamente de informarles su condición de prescindibles.
Emergentes de la misma sociedad que les prometió el "paraíso", ambos grupos comparten problemas afectivos y vinculares, que los conducen a la soledad y/o a la frustración: Divorcios, infidelidad, miedo al compromiso, etcétera. Reitman, tratando de contemporizar, opta por un mensaje moralizante en boca de quienes han sido despedidos o recae en situaciones predecibles.
Ante aquel universo de bienes materiales, una coreografía de tarjetas que nos habilitan a casi todo y un mercado laboral que promete el rápido ascenso hacia el éxito, así como el repentino descenso a la nada, convive la insatisfacción latente y la inestabilidad. Ninguno de los personajes se muestra satisfecho. Si pertenecer no es garantía de privilegios, no pertenecer tampoco lo es. ¿Entonces?
¿Cuál es el discurso ante ese universo? Reitman se instala dentro del relato, con un planteamiento moderado, hasta liviano, si se quiere. No logra dar respuestas, ni dar una salida al panorama contemporáneo. Tampoco pronuncia una crítica sólida y puntual, más bien cae en una liviandad discursiva, mezclando géneros, fórmulas estereotipadas y tópicos comunes del mejor cine comercial de Hollywood.
Amor sin escalas, su título en castellano, se vende y se muestra como una comedia romántica, cuando lejos está de serlo. A través de un relato ágil y rítmico, Reitman convoca un buen elenco y acierta con la dupla Clooney-Farmiga; sin embargo, cuando las luces se encienden seguimos esperando que algo nos sorprenda.
Globos de oro, 2009. Premio al mejor guión.
Premios BAFTA 2009. Premio al mejor guión adaptado.
Oscars 2009. 6 nominaciones incluyendo mejor película.
Ficha técnica:
Amor sin escalas (Up in the air), EUA, 2009
Dirección: Jaon Reitman
Guión: Jason Reitman y Sheldon Turner, de la novela de Walter Kirn.
Fotografía: Eric Steelberg
Música: Rolfe Kent
Interpretación: George Clooney, Vera Farmiga, Anna Kendrick, Jason Bateman, Tamala Jones, J. K. Simmons, Danny McBride, Chris Lowell, Zach Galifianakis, Steve Eastin.