A hombros de gigantes

Arrietty y el mundo de los diminutos

Hiromasa Yonebayashi. Japón, 2010

Por Débora García Sánchez-Marín

                              Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de los gigantes[1].

Arrietty cartelArrietty y el mundo de los diminutos (Karigurashi no Arrietty, 2010) es la nueva apuesta de los estudios Ghibli. Basada en la serie de novelas escritas por la británica Mary Norton (The Borrowers, 1952), narra la historia de unos seres minúsculos que viven ocultos en las casas de los humanos y que toman prestado de ellos lo que necesitan para sobrevivir. Si la novela original de Norton transcurre en la Inglaterra de los años cincuenta, la película de Hiromasa Yonebashi se traslada al Japón actual, a una apartada casa de campo en las afueras de Tokyo. Hayao Miyazaki creyó que éste era el momento adecuado para la historia dada la época de crisis que vivimos, parecía oportuno mostrar la necesidad del respeto hacia los objetos y al hecho de que puedan ser prestados. En el filme, la hija adolescente de los incursores, Arrietty, es descubierta en una de sus excursiones al exterior por Sho, un niño adolescente humano, que acaba de llegar a la casa. La curiosidad de Sho por Arrietty y su mundo hará peligrar el universo de estos pequeños seres.

Arrietty fotogramaEn esta película, Hayao Miyazaki se encarga del guión, junto con Keiko Miwa, y deja la realización técnica al joven Hiromasa Yonebayashi. Arrietty... es una obra que sigue la estela Ponyo en el acantilado (Gake no Ue no Ponyo, 2008) o de La princesa Mononoke (Mononoke Hime, 1997), películas del universo Miyazaki, de temática ecológico-humanista, donde seres fantásticos se ven siempre enfrentados a los humanos para mantener la armonía de sus microcosmos. Sin grandes alardes, la película destaca por la intensidad cromática, la profundidad física de los espacios y por lo preciosista del trazado. Una de las características de la productora es la reivindicación que hace de la belleza como transmisora de valores, otorgando al dibujo la capacidad de transmitir un discurso que supera lo plástico. Arrietty y el mundo de los diminutos no es una excepción. Como la mayoría de las películas de Ghibli, emociona con delicadeza y sin olvidar esa atmósfera nostálgica, subrayada, una y otra vez, por la excelente música a cargo de la cantante francesa Cécile Corbel.

Arrietty fotogramaLa película es exuberante, como el jardín de la casa en el que se desarrolla la acción, pero no puede abandonar esa especie de suerte pesimista tan característica de los relatos de Hayao Miyazaki, donde el ser humano es presentado como un auténtico destructor. La imagen que los incursores tienen de nosotros parece ser la propia del guionista, y es que no hay que olvidar que la película cuenta la historia de unos seres al borde de la extinción.

Arrietty, como heroína miyazakiana, y de igual manera que sus predecesoras Sofí, Nausicaa o Chihiro, hace gala de esa identidad al límite, entre la niñez y la adolescencia. Arrietty es como todas ellas, atrevida e intrépida, pero en cierta manera ingenua y llena de impotencia. Su tránsito, entre la niñez tardía y la adultez, encontrará un perfecto reflejo en el viaje narrativo que emprende su familia por sobrevivir, y que tendrá como resultado su madurez.

Arrietty fotogramaLa película coloca la esperanza en el personaje de Sho, ese niño enfermo que, gracias a su relación con Arrietty, siente ganas de vivir. Su personaje es, dentro de la cinta, el encargado de conciliar ambos mundos. Si en un primer momento aparece como un usurpador de la armonía reinante en el mundo de los incursores, el relato parece otorgarle un papel fundamental, no sólo como introductor del equilibrio, sino también como metáfora de ese ser humano reconciliado con la naturaleza y protector de la misma.

El filme adopta la forma de cuento contemporáneo y encierra una clara moraleja que va más allá del deseo de despertar una conciencia ecológica en el espectador. Intenta [re]situar al ser humano y su papel en el mundo, no como especie superior, sino como nexo cohesionador entre los diferentes microcosmos que lo conforman. Arrietty, como expresión de todo lo natural que está a punto de desaparecer, y Sho, como metáfora del ser humano que custodia, son esos microcosmos condenados a entenderse o a desaparecer.


[1] Traducción de una frase de Isaac Newton: "If I have seen further, it is by standing upon the shoulders of giants". Es una frase basada en la cita del filósofo Bernardo de Chartres: "Somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción física nuestra, sino porque somos levantados por su gran altura".

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