En la recién entrega de los Globos de Oro Nine, de Rob Marshall se fue con las manos vacías, habiendo obtenido cinco nominaciones, entre ellas, la de Mejor comedia o musical. ¿Se cometió una injusticia con un musical que homenajea a una de las obras maestras del cine italiano -y mundial- como lo es 8 ½, de Federico Fellini? Como quiera que sea, ni la presencia de un buen plantel de reconocidos actores ni la expectación de verlos cantar o de ver las coreografías musicales, típicas en un film de este género, parecen haber influido en los integrantes de la prensa extranjera de Hollywood que otorga estos premios que son como el termómetro de los Oscar.
Tampoco pareció importar las fuentes de las que bebe este film del director de Chicago, a saber, del film de Fellini y del musical de Broadway, a su vez inspirado en aquél, una obra que contó con la venia del director italiano cuando Maury Yeston lo estrenó en 1982. Marshall parece hacer suyo este homenaje de la obra original de Broadway, y esto es quizás lo que más nos llama a solidarizarnos en algo con el film: en su amor al cine, con sus luminarias, su mundo caótico, deslumbrante, admirado, extenuante, falso... todo eso y más. A la depresión de un cineasta, Guido Contini, que sufre una repentina pérdida de inspiración cuando está a punto de rodar su próxima película y se ve acosado por las mujeres que le rodean, Yeston le agregaba en la obra original los elementos de la música y la danza. Marshall respeta esta concepción así como también dejar que la historia ocurra en la misma época de la obra de Fellini, por tanto el film pierde originalidad pues el espectador, por lo menos el que conoce 8 ½ no deja de recordarla a cada instante, más cuando hay pasajes que son una recreación fiel de algunos de la película. Así, vemos cómo Fergie es la actualizada Saraghina feliniana; de cómo la desinhibida Penélope Cruz intenta representar el papel de Sandra Milo, la amante de Guido; o de cómo Marshall pretende ilustrar las dudas religiosas del cineasta a través de la presencia del Cardenal...
Cuando entonces comienzan los números musicales, no queda más remedio que dejarse llevar casi sin emoción pues se trata de la herencia del espectáculo musical en el que se basa Nine. Así, el film parece no tener personalidad propia por mucho homenaje al cine y a una obra en específico. El avance del film es tan mecánico, que en cuanto aparece una determinada actriz, las representantes de cada una de las mujeres que acosan a Guido, inmediatamente viene su correspondiente coreografía musical, cuyas letras caen en el error, muchas veces, de repetir lo que uno ya ha intuido en el drama que aqueja al protagonista. El ejemplo más ilustrativo es el número que ejecuta Marion Cotillard, la esposa de Guido, quien expresa en su canto lo que ya se ha hecho muy evidente: su soledad, la indiferencia de su esposo, su condición de mujer engañada... Y es esta obviedad lo que atenta, también, con un producto que se antoja amable, muy bien realizado, sin dudas, con un Daniel Day-Lewis que sale airoso, así como el resto de las actrices que lo acompañan.
Ser un purista resulta odioso, más cuando el cine actual bebe de muchas fuentes. Hoy el espectáculo hollywoodense es una mezcla inmisericorde de estilos y géneros en un solo producto que termina, en muchos casos, careciendo de magia o encanto. Si bien Nine conserva algo de encanto, por mantener precisamente esa especificad de ser un musical, éste se diluye en un espectáculo realizado para el gran público -la mayoría nos imaginamos que desconocerá la obra del gran Fellini- al que se le intenta entretener hablando justamente de un mundo en donde la creación, la fantasía, el ensueño y el glamour van de la mano; sino que alguien me diga si eso no es lo que intenta decirnos el número que interpreta Kate Hudson, "Cinema italiano" -una de las tres coreografías diseñadas expresamente para la película-, al enumerar todo lo "fashion" que ese cine ha generado a lo largo de su historia. Quizás se trate justamente una crítica a esa superficialidad con que Hollywood toma prestado formas y estilos provenientes del cine europeo. En todo caso, el evidente homenaje que realiza Quentin Tarantino al cine del viejo continente en su brillante Bastardos sin gloria nos parece mucho más entrañable y contundente que el que lleva a cabo Rob Marshall, un cineasta que por demás, nos dio uno de los musicales más vibrantes de los últimos años: Chicago.
Ficha técnica:
Nine, EUA, 2009
Dirección: Rob Marshall
Producción: John de Luca, Rob Marshall, Marc Platt, Harvey Weinstein
Guión: Michael Tolkin, Anthony Minghella
Fotografía: Dion Beeby
Música: Andrea Guerra
Montaje: Claire Simpson, Wyatt Smith
Interpretación: Daniel Day Lewis, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Sofia Loren, Nicole Kidman, Judi Dench, Kate Hudson,
Por favor, comparte con los lectores de Revista de cine - Críticas, tráilers, sinopsis, análisis de películas tu opinión acerca de este artículo.