El nuevo trabajo del director catalán Eduard Cortés, Ingrid, nos traslada a un mundo invadido por los conciertos, las performances, fiestas y peculiares exposiciones, en donde la protagonista que da nombre al film se refugia y relaciona.
El director nos muestra, a través de una forma que nos recuerda el documental, la dramática historia de una chica que utiliza las redes sociales, tan de moda en el momento en el que vivimos, para desahogarse, conocer gente, evadirse de lo cotidiano e introducirse en un universo abstracto, oscuro, de drogas, alcohol, sexo... Una vida basada en una fiesta continua, que transcurre en un loft sin puertas, abierto a cualquier evento, en el que impera una fascinante atmósfera de libertad creativa. La película nos habla de los cambios en la vida de Alex (Eduard Farelo) tras su ruptura matrimonial, cuando se instala en un piso en donde conoce a su vecina, Ingrid (Elena Serrano), una joven artista tan bella como misteriosa. La fascinación por Ingrid y su compleja vida irá creciendo y el vecino descubrirá algunos de sus peligrosos secretos, ligados con el oscuro mundo de la magia.
El film fue presentado en el pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges, con la peculiaridad de que del elenco de actores, sólo tres son profesionales, el resto son bloggers. La propia protagonista fue encontrada a través de la red por el director, y la historia se le ocurrió tras mantener una relación vía chat con una joven que desapareció sin dar una sola explicación.
La forma de narrar los acontecimientos acercan a Eduard Cortés al cine de autor, intentando captar la atención del espectador por lo novedoso y abusando, a mi parecer, de performances, que hacen que el guión pase prácticamente inadvertido, pero, a la vez, captando a todo anónimo que navega y se sumerge por esos mundos, y que considera las plataformas virtuales como algo imprescindible en sus vidas.
Tras ver el film me inunda una mezcla de sensaciones contradictorias, ya que la película está montada como un documental, que se puede considerar como una gran performance o la unión de varias performances protagonizadas por Ingrid. Una vida surrealista, abstracta, a su vez, conectada con lo sobrenatural, ya que se mueve en el mundo del escapismo. Y todo ese cúmulo de acontecimientos, la unión de una fiesta tras otra, sus inexplicables salidas nocturnas, etc., hace que te pierdas en algunas ocasiones, ya que, tras el apasionante y peculiar mundo de Ingrid, se ocultan misterios imprevisibles, y dichos misterios hacen que te desconectes por momentos de la butaca de la sala.
El personaje de Alex representa la tabla en la que se sostiene la protagonista, entre tantas idas, venidas y excesos en su rutina. Desde que se cruzan en el portal por primera vez, Alex entra en su mundo, es la mirada que nos lo presenta al público que lo desconoce, un modo de vida que le fascina y con el que no contaba. Siempre está al lado de Ingrid, la cuida, aunque a veces no se deje, pero hay lugares a los que no puede acceder, a pesar de que a su vecina le den miedo las puertas, y eso es lo que le costará comprender.
Volviendo a las sensaciones contradictorias que me inundaron al ver la película, por otra parte, destacaría por encima del guión, esa mezcla de emociones que se logra a través de la música, compuesta por Micka Luna y con los directos de varios estilos de música, resaltando sobre todo, el acústico de Russian Red mientras Ingrid prepara su colección, un directo que te envuelve en una atmósfera mágica y que traspasa la pantalla para llegar al espectador.
También hay que valorar la gran complicidad que se establece entre los protagonistas; una complicidad que nos llega, al igual que la música, que no entiende de barreras, sobre todo, en un final emotivo y original grabado en un disco duro, que hace que salgamos del cine con un buen sabor de boca, a pesar de los momentos vividos a los largo de último trabajo de Eduard Cortés.
Considero, al igual que su director, que Ingrid es una película inclasificable. Es una mezcla de influencias, con una historia que nos abre la puerta a un mundo desconocido por muchos e imprescindible para otros, ya que todos nos aproximamos al dolor a nuestra manera, y la de Ingrid era bastante peculiar, pero lícita para ella. Vivía la vida como si cada día fuera el último, porque, aunque nos empeñemos en negarlo, en algún momento, el final llegará.
Pienso que lo que quería conseguir Cortés con este trabajo era mostrar algo nuevo, plasmar su experiencia en la red, consiguiendo que no pasara inadvertido entre el público, admirada por muchos, desechada por otros, como todo en la vida. Consigue que el espectador sienta curiosidad por ese mundo, que se sorprenda por momentos y se deje llevar, pero, a la vez, logra el efecto contrario, una sensación amarga, que endulza hacia el final, ayudado por una gran interpretación por parte de desconocidos que se interpretan a sí mismos, pero con el guión de Eduard, y con una protagonista impecable que vive como quiere y que no desea que nadie le alcance, porque... alguien mató al gato del cerro.
Festival de Sitges 2009. Sección Oficial.
Ficha técnica:
Ingrid, España, 2009
Dirección: Eduard Cortés
Producción: Xavier Atance
Guión: Eduard Cortés; con la colaboración de Marta Puig
Fotografía: Bet Rourich
Montaje: Jorge Macaya Música: Micka Luna
Interpretación: Elena Serrano, Eduard Farelo, Victoria Pagès, Iris Salmeron, Santi Bottino, Marta Morera, Jürgen Müller