Suecia cuenta con uno de los estados de bienestar más amplios y es un país que suele caracterizarse como uno de los más progresistas en materia de igualdad social. En ese contexto, siempre se ha caracterizado como uno de los países más tolerantes en cuestiones de homosexualidad, permitiendo las bodas entre parejas del mismo sexo desde el 1 de mayo de 2009.
La película de Ella Lemhagen indaga en estos aspectos, siendo uno de las escasos films que atacan frontalmente el tema de la adopción por parejas del mismo sexo. El tono de comedia, bajo luminosos colores pastel, no evita que se permita dibujar un croquis de lo que yo llamo homofobia de baja intensidad. Como ya sucedía con Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands, Tim Burton, 1990), de la que recoge una ambientación y modulación similar para retratar el barrio residencial donde pasa la acción, Patrik, Age 1.5 es un bombón envenenado, por la forma de arrojar sus dardos en equilibrada combinación con un trato nada adusto hacia sus seres. Precisamente, esa complacencia puede ocasionarle alguna objeción, pero se agradece la astucia para levantar el polvo bajo la alfombra de la presumible tolerancia. Para desarropar la hipocresía que siempre se esconde en todo aquello que es políticamente correcto, no hay nada mejor que forzar aparentes extremos y hacerlos convivir bajo un mismo entorno. Un matrimonio de dos gays maduros, Göran y Sven, se traslada a un idílico barrio de periferia burgués, conformando una aparente y afable comunidad bucólica.
Ella Lemhagen abre su film con la llegada de sus personajes principales a una barbacoa donde están todos los vecinos. Sus caras, cuando les comentan que son matrimonio y que quieren adoptar un hijo, son ya suficientemente dilucidadoras de la homofobia de baja intensidad. Aparentan que no pasa nada, donde existe una evidente incomodidad. Detalles así serán reforzados a lo largo de toda la película. Lo suficiente como para advertir que el largometraje no pretende quedarse en una básica comedia romántica, tal como se anuncia en su propio tráiler. Esa silenciosa incomodidad, visible, por mucho que se trate de esconder, se vehicula perfectamente en varias situaciones, a través de uno de los personajes en su entorno profesional. Y es que Göran es el médico de la villa, con las inevitables disonancias que ellos provocarán entre los ciudadanos de buen ver.
Asimismo, si hemos empezado hablando de Suecia, se debe a que siendo un país tan avanzado socialmente, o esa es la imagen que proyecta hacia el exterior, se certifica una extraña paradoja, que bien podría valer para países como España, donde también las parejas del mismo sexo pueden casarse y adoptar si lo desean. En teoría, las leyes y su personificación de dictados sociales que limitan el arco de lo permisivo, restringiendo la libertad o ampliándola, suelen ser la culminación de una demanda social; la confirmación de una mutación cívica que ve finalmente su legitimidad por parte de las instituciones sociales. El reconocimiento de los derechos fundamentales se da cuando la sociedad ha madurado lo suficiente como para que los principales órganos de gobierno reconozcan las fuerzas impulsivas de aquellas minorías que reclaman su jurisprudencia y con ella, su respeto como sujetos sociales. Es un largo camino y la legislación es el proceso final. El éxito por lo que durante tiempo se ha luchado. Ya no queda nada más por qué luchar. ¿Estamos seguros?
Ahí reside el valor de Patrik, Age 1.5. Göran y Sven quieren adoptar un bebé. Les conceden finalmente uno, el del título, un niño llamado Patrik de año y medio. Una perniciosa errata produce el equívoco. Patrik, no tiene un año y medio, sino quince y para empeorar las cosas, es un adolescente muy conflictivo salido de uno y mil reformatorios. El equívoco dispara la comedia. Y a la vez demuestra, que aunque las leyes hayan avanzado en sus garantías de otorgar derechos fundamentales a los diferentes grupos sociales, eso no implica per se que la sociedad vaya al mismo ritmo. Cuando Göran y Sven reclaman que ese no es su Patrik estalla en la cara la dura realidad. Para empezar, se les concede la adopción del adolescente, porque la seguridad social no tiene a nadie más. Necesitan colocar a Patrik en un entorno familiar. De lo cual, se deduce lo anterior. Jamás podrían haber optado por adoptar un bebé, tal como deseaban.
Estos apuntes bien perfilados dan valor a una comedia que no acaba siendo todo lo atrevida que un tema así merece, porque las líneas maestras son bastante predecibles y acaban encauzando al film bajo los cánones habituales de las comedias románticas. Se echa en falta un poco más de transgresión, especialmente por el happy-end final, que rompe la fuerza motriz hacia donde nos están llevando los personajes y la historia. La compenetración entre Göran y Patrik, que se acaba fraguando a medida que se van conociendo (tal como está dibujada, es meritoria en cuanto llega a conmover), está reclamando otra conclusión muy diferente de la que al final se impone. Sobre todo, porque (casi) acaba anulando la fuerza de denuncia que muy hábilmente se ha ido desplegando por todo el film. El tono aterciopelado permite una fácil digestión y puede que permita una mejor concienciación. Pero uno lamenta que la película no haya ido más allá. Porque nos parece que apunta alto, pero en el desarrollo, recula.
Es definitoria, en este aspecto, la relación y posterior crisis que se forja entre Göran y Sven. En realidad, cada uno de los dos encarna dos discursos de posición política del gay como agente social. Göran ansía reproducir en su vida las maneras conservadoras heterosexuales. Su concepción de triunfo social va ligada a esa idea. Sven, más pendenciero, ha salido de un antiguo matrimonio heterosexual y, de repente, acaba atrapado en una jaula similar. Las simpatías que Ella Lemhagen decanta claramente hacia Göran nos dicen mucho de lo que piensa al respecto de las diferentes opciones de convivencia en parejas del mismo sexo. Es legítimo creerlo y pensarlo. Y por supuesto es totalmente respetable. Pero es preferible que no exista ese partidismo que acaba resultando acrítico y, si nos ponemos subversivos, hubiese sido mejor que apostase por fórmulas de transformación social más amplias.
FIRE!! 2010. Sección Somos familia
Ficha técnica:
Patrik, Age 1.5 (Patrik 1,5), Suecia, 2008
Dirección: Ella Lemhagen
Producción: Tomas Michaelsson
Guión: Ella Lemhagen (Obra: Michael Druker)
Fotografía: Marek Wieser
Montaje: Thomas Lagerman
Música: Fredrik Emilson
Interpretación: Gustaf Skarsgard, Torkel Petersson, Thomas Ljungman, Annika Hallin, Amanda Davin