Ten piedad de nosotros

Agnus Dei. Cordero de Dios

Alejandra Sánchez, México, 2011

Por Cristina Bringas

Cartel de la película Agnus DeiDicen que la religión es el opio de la sociedad y, es una realidad, que independientemente de que el culto y las creencias ofrecen espiritualidad, paz interior y una forma de vida, también limitan y ejercen poder e influencia sobre sus creyentes y seguidores. Los representantes de las Iglesias son líderes de opinión y pueden llegar a afectar directamente la vida de quienes están a su alrededor. Sería de esperar que un sujeto con tal poder haga uso de éste únicamente de forma positiva y así trascender en su comunidad, lamentablemente somos seres humanos y eso nos deja la inevitable condición de cometer errores, flaquear ante situaciones inesperadas y caer en la tentación de nuestros más profundos deseos.

La religión católica, al igual que las otras prácticas de culto, está continuamente expuesta al juicio de quienes no la practican e, incluso, a los cuestionamientos de sus feligreses, quienes últimamente y con mayor frecuencia (por la apertura de los medios de comunicación) poseen mucha más información. Así, se ha descubierto un sinfín de errores y situaciones que flaquean la fe de sus seguidores.

La pederastia se refiere al abuso sexual infantil y es una conducta que existe y siempre ha existido en la historia de la humanidad, la puede realizar cualquier persona, de toda clase social o nivel socioeconómico, se puede dar en las mismas familias o entre personas que tal vez no compartan vínculo alguno. Lamentable, pero cierto, es que casos de esta índole existan no sólo en el terreno de lo cotidiano, sino que además sean cometidos por líderes religiosos. Importante es aclarar que no es privativo de ellos, pero sí resulta mucho más escandaloso cuando las doctrinas se mezclan con lo mundano y lo profano.

Fotograma de Agnus Dei. Cordero de DiosAgnus Dei, el segundo documental de Alejandra Sánchez (Bajo Juárez, la ciudad devorando a sus hijas, 2006), expone el caso de Jesús Romero Colín un joven que después de muchos años de reflexión, terapia y dolor, decide buscar y enfrentar al sacerdote Carlos López Valdés que abusó de él durante largos períodos en su infancia.

De una forma sumamente narrativa, Sánchez va presentando al personaje principal (Jesús), quien poco a poco va contando su historia, desde el deseo de consagrar su vida a Dios, la necesidad de darle gusto a su madre, el profundo amor que profesaba por el cura y la desgracia de descubrir que estaba en un camino sin retorno.

Agnus Dei. Cordero de Dios, críticaPara poder conducir la historia, Jesús describe los inicios de su relación con el sacerdote, sus sueños –posteriores pesadillas- y la construcción de su actual personalidad, que se vio directamente afectada e influenciada por la participación de Carlos López en su vida. Junto a él, una madre que se lamenta, un padre desentendido y líderes eclesiásticos que desmienten a toda costa la posibilidad de debilidad por parte de sus representantes.

De manera paralela, la realizadora permea una línea argumental en la que muestra y –al mismo tiempo- cuestiona la formación sacerdotal de los seminaristas, evidenciando lo restrictiva y represiva que es. Con esto, va delineando una concepción del mundo que en la mente de algunos puede ser positiva, pero en la de otros se transforma en una patología imparable.

Este documental, que ya ha ganado diversas menciones y reconocimientos, está dando la vuelta al mundo, pero en México, aunque logró su exhibición en salas comerciales con una clasificación restrictiva (“C” para mayores de 18 años), ya ha sido vetada de la cartelera. Era de esperarse, dado el tema y la abrumadora mayoría católica del país.

Agnus Dei. película mexicanaPero no es sólo la temática polémica lo que pone en la mira a este documental, también son los recursos utilizados para contar esta historia. Sánchez propone un poco convencional uso de las animaciones que se convierten en la representación de las pesadillas de Jesús y los flashbacks de su pasado fotográfico, evitando así las dramatizaciones, pero dándole un singular movimiento a cada momento crucial en la vida del protagonista.

La historia de Jesús, como muchas otras, merece ser contada, y tras un arduo y tormentoso camino, ha llegado a ser escuchada por muchas personas, gracias al trabajo de la realizadora, que busca no sólo contar una historia, sino que persigue que la gente tome conciencia de lo que sucede a su alrededor; su finalidad no es destruir el balance que la religión le ofrece a la sociedad, sino combatir la injusticia que sufrió un niño que tuvo el infortunio de estar en el lugar incorrecto en la circunstancia más desafortunada.

Es lamentable que situaciones como ésta ocurran a diario en México y el resto del mundo, pero más triste es saber que nadie se entera de ello, destruyendo así la inocencia y la vida de muchas personas. La realidad ya ha superado en múltiples ocasiones a la ficción, y Agnus Dei es una prueba de ello.

Imagen de Agnus DeiEn México se fortalece la calidad del documental, y se hace patente la necesidad de utilizar la herramienta como una manera de denuncia, que tiene cada vez un impacto mayor y masivo. Como esta película, se producen decenas de investigaciones audiovisuales que delatan lamentables hechos o enaltecen las más importantes hazañas. No hay que perder de vista la subjetividad inherente al realizador, pero sí tener presente que el mundo está lleno de injusticias, y que mirarlas resulta incómodo.

Si bien el sistema religioso mexicano puede tambalearse y peligrar con la proyección de esta película, debe ser más importante la reflexión personal, en la individualidad que provee la sala, respecto a cuestionar, no a los dogmas de fe, sino a los humanos a quienes les otorgamos el poder de nuestras decisiones (en éste y otros aspectos). Cordero de Dios, danos la paz; Cordero de Dios, déjanos pensar quiénes somos y hacia dónde vamos.

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