"I want that you hit me, as hard as you can"
Tyler Durden, El club de la lucha
Raro es que el público aplauda (festivales aparte) al aparecer los créditos finales de una película. Personalmente, este año sólo lo he vivido (y contribuido a ello) dos veces. La primera, con la espectacular Origen (Inception), de Christopher Nolan. La segunda, con La red social. Seguramente, si no se hubiese rodado la primera, David Fincher sería el mejor director de este 2010.
Y es que Fincher, con su película sobre el nacimiento de Facebook, ha conseguido superarse a sí mismo respecto a toda su filmografía anterior (y considero que Seven y El club de la lucha son dos de las mejores películas de los últimos veinte años). Encontramos un equilibrio/mix perfecto entre la ambientación -color, iluminación, música- de El club de la lucha (las fiestas universitarias versus los antros del club clandestino, la oficina en la que trabaja Jack y el estudio de Mark...), la intriga de Seven y la tensión de Zodiac.
2003. Mark es un verdadero nerd*, hasta el punto que una noche su novia ya no puede más y le deja. Lleno de rabia, escribe en el blog universitario que "Erica es una puta" y construye, en menos de dos horas, una web en la que se comparan fotos de las chicas de distintas universidades y se puede votar cuál está más buena. Una web que (violaciones de seguridad aparte para conseguir los datos) consigue tirar el servidor por la afluencia de visitas. Aunque parezca mentira, este es el inicio de una de las redes sociales más importantes y con mayor éxito y crecimiento desde que vio la luz en 2004.
El problema es que Mark tuvo ayuda: primero, de Eduardo, su mejor amigo, que le dio la fórmula del algoritmo necesario para que funcionase el concurso -y que después sería el director financiero de The Facebook. El segundo, que la evolución de esa idea no hubiese podido darse completamente si no hubiese conocido a los hermanos Winklevoss, que contactaron con él para hablarle de la idea de construir una red exclusiva para Harvard que serviría, básicamente, para conocer chicas. En cualquier caso, la pregunta es... ¿tienen todos ellos derecho a demandar a Mark? Es decir, ¿realmente se les puede considerar co-autores de la idea de Facebook? O, por otro lado, ¿Mark se aprovechó de ellos deliberadamente? ¿Lo hizo para vengarse de ellos por ser los típicos que tienen éxito con las mujeres, que pueden acceder a clubes exclusivos? O, simplemente, ¿se trata de un genio cuya única finalidad era que su ex-novia volviese a fijarse en él?
Y aquí radica el éxito del film: el enfoque que le ha dado Fincher a La red social es totalmente objetivo. Es decir, nos muestra, y así va avanzando la historia, las diferentes razones por las que tanto Eduardo como los hermanos Winklevoss llevan a los tribunales a Mark pero, por encima de todo, los sentimientos que ellos tuvieron al verse desplazados (con razón, o no, cada uno que juzgue) de algo en lo que pusieron una pequeña semilla y que acabó convirtiéndose en la gallina de los huevos de oro. La otra cara de la moneda es que conocemos a Mark, que al inicio nos puede parecer un gilipollas integral que se ha aprovechado de todos, pero que acabamos pensando que lo hizo para llamar la atención, para sentirse parte de una sociedad, que no tanto le ha dejado de lado por su forma de ser, sino, por contra, de la que él mismo se ha apartado, seguramente, sin quererlo de veras (la escena de la fiesta de facebook al llegar al millón de usuarios es muy significativa: él se queda en la oficina trabajando). Esto es lo que me ha hecho recordar la frase que Tyler Durden le dice a su "otro yo" en El club de la lucha: "Pégame lo más fuerte que puedas". Es una forma de sentirse vivo, de sentir dolor. De sentirse, en definitiva, parte de algo.
El guión de Aaron Sorkin es crucial para el desarrollo de una historia que, como él mismo ha dicho, "es tan vieja como la propia narración de historias: lealtad, amistad, sexo, poder, dinero, envidia, estatus social, celos". Pero a este guión le acompaña una técnica y saber hacer brillante. Empezando por el montaje: la frenética rapidez con la que avanza la historia, desde la conversación de Mark con su novia hasta el desenlace, nos recuerda y hace sentir de forma muy palpable la rapidez con la que también ha crecido la red social Facebook. Si no estás atento al film, incluso si parpadeas un instante, es posible que te hayas perdido algo importante. Es la misma reflexión que podemos hacer en nuestra vida con el avance tecnológico: si no conoces y te subes al carro de las redes sociales, muy posiblemente en poco tiempo notarás que no conoces lo que está pasando en el mundo.
Pero volviendo al montaje. Hay que destacar cómo se combinan a la perfección los diferentes tiempos de la historia, viendo qué está pasando en el juicio actual, qué época y momento está recordando cada uno de los protagonistas, y cómo se comprende rápidamente el porqué del resentimiento de todos ellos, a través del recordatorio aislado de algunas frases que se dijeron en el pasado. A destacar dos secuencias: la primera, el subidón de adrenalina que nos produce la invención de la web inicial, sólo posible con el montaje en paralelo de lo que está sucediendo en la habitación de Mark (evidentemente, un chico tecleando frente al ordenador no tiene nada de excitante) con la fiesta de una de las hermandades de la Universidad, hasta a alguien de allí le llega el link al concurso. La otra, para mí, una de las más interesantes del film, en la que vivimos las mismas preguntas y respuestas de dos juicios distintos, actual y pasado, que se desarrollan con una rapidez tal que hay que fijarse mucho en cómo van vestidos y la sala en la que se encuentran para darse cuenta de que no es el mismo tribunal. Muy buen montaje, es cierto.
Técnicamente, ya avanzábamos que es muy loable. No sólo por el montaje, sino también por una ambientación y situación de los personajes (brutal escena inicial de Mark con su novia que da paso a una secuencia aérea, introductoria para los títulos de crédito) muy creíble y que da mucho dinamismo a la película, absolutamente crucial para la historia (de hecho, la única escena lenta es la de la competición de regata -muy bien rodada, con la cámara justo delante de los rostros de cada regatista y con el fondo borroso-, que básicamente refleja que, por mucho que lo intenten, los hermanos Winklevoss tienen las de perder).
En definitiva, La red social se erige como una de las mejores del 2010, que tendrá mucha aceptación por el gran público, pero que, como ya ha pasado con todos los anteriores films de David Fincher (y que podemos volver a comparar con Nolan), su nivel comercial no mengua en ningún momento su calidad artística. Un sentido ¡Bravo! para el director. Una película que sin duda será de vital importancia para la memoria histórica de nuestros tiempos.
Nota:
* Definición de "nerd" en wikipedia: estereotipo de persona abocada completamente al estudio y la labor científica, informática e intelectual hasta el punto de mostrar desinterés por las actividades deportivas, físicas o sociales. A diferencia de un intelectual, científico o ingeniero normal, el estereotipo del nerd es de una persona con una conducta obsesiva por estas actividades, al punto de limitarle su participación en otros campos hasta asociársele con padecimientos como el síndrome de Asperger en casos extremos.
Ficha técnica:
La red social (The Social Network), EUA, 2010
Dirección: David Fincher
Producción: Dana Brunetti, Ceán Chaffin, Michael de Luca, Scott Rudin
Guión: Aaron Sorkin (basado en "Multimillonarios por accidente" de Ben Mezrich)
Fotografía: Jeff Cronenweth
Montaje: Kirk Baxter, Angus Wall
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Interpretación: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timerlake