Alejandro González Iñárritu es uno de los directores mexicanos con más proyección internacional. En los últimos diez años ha logrado llevar a los Oscars y a Cannes prácticamente toda su filmografía. Después de Amores Perros, ópera prima que lo consagró, todo lo demás han sido éxitos cosechados en México y el Mundo. Luego de tres largometrajes (Amores Perros, 21 gramos, Babel) realizados al lado de su guionista de cabecera, Guillermo Arriaga (The Burning Plain, El búfalo de la noche), la mancuerna se disolvió, y mientras Arriaga continúa su carrera ahora como director, Iñárritu decide aventurarse a realizar una nueva colaboración y dejar de lado sus tradicionales historias entretejidas, que se volvieron un sello de su estilo.
Para desarrollar su nueva película, Iñárritu no ha elegido México, sino que ha decidido situarse en la hermosa ciudad de Barcelona, que plena de cultura, contrastes y de un pedacito de mundo. Aquello que es internacional corre por sus calles y avenidas. Ahí se da cita un reparto igual de global que la misma ciudad, dándole cabida a un sinfín de actores de todos los rincones del planeta, encabezados por el magistral Javier Bardem. Está por demás decir que su actuación es espectacular, y que no sólo él está magnífico, sino que cada uno de los personajes ha sido encarnado para el recuerdo.
La historia recae casi completamente en los hombros de un hombre enfermo llamado Uxbal (Bardem), padre de familia (dos hijos), separado y dedicado a emplear a inmigrantes africanos y asiáticos. No conforme con eso, además posee ciertos poderes de sensibilidad hacia los espíritus, por lo que puede mantener diálogos energéticos con los muertos. Este complejo personaje resulta ser un vínculo entre cada uno de los universos que se desarrollan en la película. Uxbal representa la fortaleza, la voluntad, la esperanza, la seguridad, la bondad y la familia, pero al mismo tiempo la dualidad, el riesgo, la contradicción y la preparación.
La película se narra siguiendo la vida del protagonista y acompañándolo en su tormento constante, hasta llevarnos a un dramatismo absoluto durante las casi tres horas que dura el film. Por momentos parece que nunca habrá un fin a tanto dolor y toda su "mala suerte". Sin embargo, hay siempre un dejo de esperanza en la mirada y en la actitud de cada uno de los personajes: en todo momento hay una razón para seguir adelante.
Así, aún cuando Uxbal es el elemento unificador de la maraña de historias en Biutiful, hay un par de temas que van cohesionando todo lo que sucede en la cinta: la necesidad y el deseo de salir adelante y de tener una vida mejor; y la esperanza siempre presente -aún pese a las tribulaciones- que permitirá a los personajes seguir su camino.
El otro elemento fundamental es la familia: éste es uno de los principales temas de la narración. Todos los universos plasmados en el film se componen de familias, cada personaje tiene la propia y se esfuerzan por mantenerla unida. Incluso para Uxbal los momentos de mayor alegría y equilibrio suceden justo cuando están su esposa y sus hijos reunidos, gozando de una vida plena, aún pese a su pobreza y la realidad desdichada que les ha tocado experimentar.
Aunado a esto, Iñárritu también ha decidido tocar otros temas universales: la migración y la explotación. Si bien España tiene serios problemas de migración (proveniente de Latinoamérica, África y Asia, entre otros), es sólo uno de tantos países que padecen de esta situación. México también cuenta con este tipo de realidades. El mundo en general está pasando por procesos de globalización y de cambios poblacionales. La gente migra y con ello, los desequilibrios alcanzan a las sociedades.
En Biutiful vemos el problema en pleno en un país primermundista, en donde no todo es miel sobre hojuelas y en el que definitivamente también hay carencias. Asimismo, se percibe una realidad de necesidad y de trabajo duro. La vida de un migrante es cruel, y muchas veces son explotados no sólo físicamente; lamentablemente, en ocasiones esto es obra de sus mismos compatriotas. La vida no es justa, pero la esperanza es lo último que muere. Si la gente sale de sus países de origen es porque aspiran a algo aún mejor fuera de él, porque piensan que valdrá la pena todo el sacrificio.
Para Uxbal, sus días son un constante vaivén entre la vida y la muerte. Es un sacrificio levantarse cada mañana y poner una buena cara frente a sus tropiezos para sacar adelante a sus hijos. Despierta cada día sabiendo que pronto estará llegando a su fin. Habla con aquellos que han muerto ya y que se hallan en un estadio lejano de inmortalidad. Muere lentamente pensando en la eternidad y paz que podrá tener después, pero al mismo tiempo, sabiendo que deja vivos a sus seres queridos.
Esta película es un zigzag constante entre lo que es y lo que se desea, entre lo material y lo inmaterial, entre uno y los demás. Para Uxbal es un vaivén con su esposa bipolar, oscilación constante con sus dos principales actividades de vida, movimiento dual entre su espiritualidad y su mente terrenal. Toda esta dualidad se refleja no sólo en su guión sino en su fotografía contrastada y su intensidad narrativa, que se contrapone con la suavidad de su montaje y planos.
Al final, no sólo es la esperanza el tema de Biutiful, es por sobre todas las cosas, la redención. La liberación del espíritu aún cuando en nuestra vida nos hallamos atados a la Tierra y a todo lo que nos aqueja en el cuerpo y la realidad material. Así como los búhos escupen una bola de pelos antes de morir, los seres humanos debemos librarnos de todas nuestras cadenas justo antes de dejar este mundo, para hallar así la paz espiritual.
Festival de Cannes 2010. Sección Oficial. Premio al mejor actor: Javier Bardem.
Trailer:
Ficha técnica:
Biutiful, España-México, 2010
Dirección: Alejandro González Iñárritu
Producción: Alejandro González Iñárritu, Fernando Bovaira, Jon Kilik, David Linde
Guión: Alejandro González Iñárritu, Amando Bo, Nicolás Giacobonde
Fotografía: Rodrigo Prieto
Montaje: Stephen Mirrione
Música: Gustavo Santaolalla
Interpretación: Javier Bardem, Maricel Álvarez, Hanna Bouchaib, Guillermo Estrella, Cheng Tai Shen, Luo Jin