Sergio Leone fue el gran maestro del mal llamado 'spaghetti western', calificativo despectivo con el que el western europeo (básicamente italiano y español) fue denominado por la crítica e industria del momento (era una forma de ensalzar el cine del género americano de John Ford). Caracterizado por una estética sucia y unos arrogantes personajes lejos de ganarse nuestra empatía, diálogos muy cortos y escenas muy largas, el spaghetti western tuvo sus años de gloria en las décadas de los sesenta y setenta.
No obstante, Leone obtuvo el reconocimiento de crítica y público con una contribución al género que no podía considerarse inferior. Gran parte de su éxito la ganó gracias a la Trilogía del dólar, cuyo hilo conductor se centra en disponer de un mismo personaje principal (un joven Clint Eastwood que fue catapultado a la fama), ataviado siempre con el mismo sombrero y poncho mexicano, y una música que se convertiría en estandarte del género, brillantemente compuesta por Ennio Morricone. La trilogía la componen tres de las mejores películas rodadas durante las dos décadas: Por un puñado de dólares (1964), basada en Yogimbo (Akira Kurosawa, 1962); La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), considerada la mejor de la trilogía (que no la de género, de Leone, atribuida a Hasta que llegó su hora, 1968).
¿Y por qué toda esta introducción? Porque no podíamos empezar a hablar de El bueno, el malo, el raro sin hacer este especial homenaje/recuerdo al gran Sergio Leone, considerando que es lo mismo que ha querido hacer Kim Jee-woon con su film...
Tal y como se puede intuir por el título, el director quiso hacer su propia versión del famoso western, dotándole de elementos propios -más modernos- que aportan una frescura y ritmo básicos para que los jóvenes espectadores de hoy se suban al carro del western... y lo consiguió, con creces, además. El bueno, el malo, el raro fue número uno la taquilla de su país (Corea del Sur) durante semanas, además de conseguir en nuestro país el premio al mejor largometraje y efectos especiales en el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges en 2008 -no en 2009 como reza su publicidad. Y es que de todos es conocido que, desde que presentó Dos hermanas en 2003, es uno de los directores con más empuje del Festival -con permiso de Takashi Miike, claro.
El formato del film es similar al original: con primerísimos planos de los personajes, combinados con espaciosos paisajes de desiertos en los que destacan tonos tierra muy exagerados y que nos hacen sentir el calor y hastío que sufren sus protagonistas, nos encontramos al bueno, al malo (un Byung-hun Lee que ya puede considerarse el actor fetiche de Jee-woon) y, en este caso, dando el tono de humor imposible de ser desligado de un film asiático, el raro. La base del argumento es exacta, también, al original: tres personajes en busca de un tesoro escondido. En este caso, no obstante, la acción se sitúa en plenos años treinta, en una Manchuria invadida por los japoneses (en la original se trata de la guerra civil estadounidense), y se completa la búsqueda del tesoro, ubicado ahora en pleno desierto y no un cementerio -al ver el film nos percatamos del porqué- con la necesidad de apoderarse de un misterioso mapa en el que se describe claramente cómo llegar hasta él. Así, Kim Jee-woon puede introducir a todos los personajes desde el inicio, con una increíble secuencia de atraco a un tren por la que sólo por ella -y la presentación inicial del águila sobrevolando las vías- ya vale la pena fijarse en este film.
Tras presentar el famoso mapa, El bueno, el malo, el raro se convierte en una galopante carrera/persecución de todos contra todos, ejército japonés incluido, hasta llegar al desenlace, en el que, cómo no, vuelve a hacer referencia al clásico de Leone con el magistral duelo en triángulo (en su momento, más que sorprendente, y años después homenajeada también por Tarantino en Reservoir Dogs, 1992).
La única pega que puede ponerse al film de Kim Jee-woon es que alarga demasiado la persecución, pudiendo recortarse unos veinte minutos de metraje sin que la trama sufra. Aún así, mantiene muy bien la atención gracias a una trepidante acción que no repite la fórmula en ninguno de sus momentos, siendo así igualmente agradable y entretenida. Un western inusual dotado de los mejores elementos del género original, que nos ha recordado también a la última incursión del también famoso Zhang Yimou en el género -con toques más que propios- con su película Sangre fácil de Zhang Yimou (2009), presentada Sitges 2010, donde paisajes y personajes pasados de vueltas son elemento común con la película de Kim Jee-woon.
Todo un lujo que este director apostase a realizar este remake libre de El bueno, el feo y el malo, plasmando su saber hacer propio (si algo puede decirse ya de este polifacético director es que es un maestro del suspense y las escenas de acción, aunque en ésta que presenta ahora se dedique básicamente a lo segundo) y haciéndonos olvidar comparaciones odiosas con la original -cosa loable de por sí. Recomendable para amantes del western, en general, y del director, en particular, donde encontrarán una faceta poco propia de un autor que nos tiene más acostumbrados a pasar absoluto terror con thrillers del estilo como el ya comentado, Dos hermanas, o el que debería estar a punto de estrenarse -o al menos eso esperamos- I saw the devil, cine en mayúsculas.
Festival de Sitges 2008. Premio Mejor director: Kim Jee-woon.
Trailer:
Ficha técnica:
El bueno, el malo, el raro (Joheunnom nabbeunnom isanghannom) Corea del Sur, 2008
Dirección: Kim Jee-woon
Producción: Choi Jae-weon, Kim Jee-woon
Guión: Kim Jee-woon y Kim Min-suk
Fotografía: Lee Mogae
Montaje: Nam Na-Young
Música: Dalparan y Chang Young-gyu
Interpretación: Byung-hun Lee, Kang-ho Song, Woo-sung Jung, Dal-su Oh, Dong-seok Ma, Cheong-a Lee, Byung-ho Son, Ji-won Uhm, Seo-won Oh, Kyeong-hun Jo