Cuando nos ponemos a pensar que ya lo hemos visto todo sobre el cine ambientado en el manido ecosistema de las highschool norteamericanas, llega a nuestras salas una nueva película de este superficial subgénero (por llamarlo de algún modo). Tenemos bien aprendida la lección, a base de tanta repetición, del significado y la importancia de la popularidad en la adolescencia, pero que siga produciéndose tal cantidad de títulos centradas en el tema, sólo nos ayuda a creer en un fuerte trauma que deben de arrastrar los estadounidenses, "condenándoles" a imaginarse los primeros en cualquier ámbito o disciplina vital y a jactarse de ello a posteriori.
Dicho esto, menos mal que, como suelo reconocer, sus comedias están volviendo a recuperar el lugar que les correspondía y que, prejuicios aparte, quizá sea más fácil de un tiempo a esta parte encontrar algo de dignidad humorística en los estrenos comerciales que se empeñan en exportarnos (o que nos empeñamos en comprarles). Por probar, no se pierde nada. Y es que, contra todo pronóstico, Rumores y mentiras es mucho más que el típico filme ñoño y con mala pata que la mayoría esperábamos. Además de un merecido homenaje a esas comedias románticas de los años 80 (el revival de esta década parece no tener fin) explicitado en los honores a la famosísima estampa de Un gran amor (Say Anything..., Cameron Crowe, 1989) -con John Cusack pidiendo perdón a su chica, radiocasete en volandas en el que tronaba el In Your Eyes de Peter Gabriel-, la cinta se erige como una interesante reflexión sobre el poder del conocimiento en la Sociedad de la Información. El "boca a boca" sigue constituyendo la principal vía de comunicación en cuanto a la rapidez -que no en cuanto a la eficacia- y la digitalización sólo puede limitarse a intervenir en calidad de agravante.
Con un curioso formato de flashback capitulado y presentado como contenido del videoblog de la protagonista -interpretada por la radiante Emma Stone-, nos encontramos ante una muy elocuente y autoproclamada versión actual de La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne (también manifiesta la referencia para una mayor comprensión del público objetivo del filme, los jóvenes). Lo que, en un primer momento, la moderna Hester Prynne ideó con el fin de destacar sobre el puritanismo dominante -y eso que perder la virginidad en la secundaria, actualmente, no lograría una criba relevante ni aquí, ni en Estados Unidos, ni en Marte- termina actuando como una herramienta disimulada de solidaridad que funciona gracias al escandaloso rumor de una falsaria práctica de la prostitución.
Este giro promete una de las perlas más vistosas de la cinta: los picantes modelitos de la Stone, que se confirma, además de como actriz, como fino objeto de deseo (lástima de sonrisa acartonada...) en su calculada transfiguración en la renovada Prynne, de clara vertiente coqueta. Unos impagables padres, interpretados por un socarrón Stanley Tucci, al que cuesta ver en un registro tan alejado del asesino de The Lovely Bones (Peter Jackson, 2009), y una descocada Patricia Clarkson, parodian el paradigma educativo del siglo veintiuno con ácidas y normalizadas alusiones a temas tabú como la adopción y las minorías (el hermano de la niña es un chaval negro). Como todo lo que he dicho parece anunciarlo, sí, afortunadamente los gags cumplen sin caer en lo vulgar, lo trivial o lo grosero, hilvanados en largas ristras por veloces y fluidos diálogos punzantes, como los dispuestos en las conversaciones con la muchacha fundamentalista y con el chico gay que quiere aparentar heterosexualidad.
Con estos ingredientes, que suelen exigir una manipulación cautelosa y concienciada, Will Gluck consigue firmar la mejor posibilidad, la más natural; una buena cinta en su segundo intento, con personalidad propia -como recomienda su moraleja- y sustentada de manera básica por dos pilares fundamentales: una estética desenfadada, visualmente muy atractiva, que sabe montar con agilidad un guión divertido e inteligente por igual. Y quien se atreva a achacar al escritor que el último tramo del metraje está bañado con una capa doble de caramelo, ¿todavía no se había dado cuenta de que estaba viendo una película romántica?
Trailer:
Ficha técnica:
Rumores y mentiras (Easy A), EUA, 2010
Dirección: Will Gluck
Producción: Will Gluck y Zane Devine
Guión: Bert V. Royal
Fotografía: Michael Grady
Montaje: Susan Littenberg
Música: Brad Segal
Interpretación: Emma Stone, Amanda Bynes, Cam Gigandet, Stanley Tucci, Penn Badgley, Lisa Kudrow, Malcolm McDowell, Patricia Clarkson