Las películas asiáticas de última generación tienden a exhibir una buena cantidad de agradables extrañezas que bien pudieran posicionarlas en el lugar que merecen -si bien, raras veces pasa- dentro de la cinematografía mundial. Un par de las más encomiables son la delicada estética (que debiera estudiarse obligatoriamente en cualquier escuela de audiovisuales) y un sentido rítmico sobrio y asimétrico, que funciona como subrayador de una familiar minimización actoral. Pero, la característica más jugosa es esa capacidad para trastocar temas antiguos, remozándolos, dándoles la vuelta, jugando a introducir un nuevo elemento y observar sus consecuencias, como si de una reacción química se tratara. Así, esta horda de nuevos directores terminan produciendo temáticas totalmente renovadas e inéditas y de notable naturaleza díscola.
Los usos y costumbres son otro factor de frecuente plasmación en el cine oriental. La familia, el honor, la vergüenza, el tormento psicológico. Si los reunimos todos y los introducimos en su prodigioso y peculiar matraz, obtendremos un coctel fílmico como Old Boy. Concebida como la segunda parte de la "Trilogía de la Venganza" -sucesora de la muy gore Sympathy for Mr. Vengeance (2002) y anterior a la perfeccionista Sympathy for Lady Vengeance (2005)- por el cineasta Chan Park-wook, la vendetta vendrá de la mano de un hombre de negocios que, de buenas a primeras, es encerrado, permaneciendo hasta quince años a la sombra. Tras aparecer, un día, de nuevo en la calle, Dae-su Oh buscará al responsable de su desmedida condena. Pronto descubrirá que lo importante, más que quien lo hizo, es su motivo.
Es aquí donde el filme revela que lo que nos trae no es una, sino dos historias de brutal venganza, simultáneas y muy meditadas. Por supuesto, el encerrador cuenta con ventaja sobre el encerrado. El autor confiere a la narración un espíritu libre, para optar por el camino que más le conviene a cada momento sin necesidad de rendir cuentas ante el muy sistematizado lenguaje fílmico. Tanto la casualidad como el rebuscamiento en la aplicación de la ley causa-efecto son sus principales bazas para sacar adelante una sucesión de reveladoras sorpresas sin fin que eclosionan en un desenlace tan apoteósico como inesperado.
En la búsqueda contrarreloj de las razones de su némesis, Dae-su Oh sirve de objetivo para el encuadre de los excesos de los que gusta tanto el cine asiático. La creencia en los poderes sobrenaturales que proporcionan las técnicas hipnóticas de eficiencia medicinal, medio para inducir una infalible sugestión ante determinados estímulos, es el socorridísimo y falso dispositivo sobre el que se cimienta toda una historia de perfección imposible. Luego, el entrenamiento imaginario que el desgraciado encarcelado puso en práctica en su celda, le resulta no ya fructuoso en su suelta, sino que ha hecho de él un adversario maravillosamente invencible. Por si fuera poco, la existencia de una empresa dedicada a enclaustrar personas por encargo, o los combates de identificables pinceladas manga (la película está basada en el cómic de Nobuaki Minegishi) son dos ejemplos relacionados con un formalismo artístico elegantemente violento.
Todos estos ilusorios elementos se antojarían imprescindibles en una buena y novedosa cinta de ciencia-ficción. Sin embargo, la interpretación que el director pretende inculcar con su colocación, no es otra que el asentamiento de una horripilante atmósfera de afección, pionera en el suspense justiciero. Es decir, el muy logrado redondeo al alza de una ingeniosa propuesta de venganza redentora. Este refinamiento, aplicado hasta en el sórdido salpicar de las gotas de sangre, se resigna al embellecimiento póstumo por una banda sonora que suspira majestuosidad sinfónica -y que agarra cada una de sus notas en lo más profundo de nuestro cerebro sin despegarse hasta varios días después- y sabe hallar una paradójica hermosura de lirismo aciago hasta en el infame acto de arrancar los dientes de cuajo con unas tenazas.
Ficha técnica:
Old boy, Corea del Sur, 2003
Dirección: Park Chan Wook
Producción:Kim Dong-joo
Guión:Park Chan-wook, Jo-yoon Hwang, Joon-hyung Im (basado en el manga de Nobuaki Minegishi)
Fotografía:Jung Jung-hoon
Música: Cho Young-wuk
Montaje:Kim Sang-bum
Interpretación: Choi Min-sik, Woo Ji-tae, Gang Hye-jung, Yoon Jin-seo, Chi Dae-han, Oh Dal-su