Muchos directores han querido hacernos reflexionar sobre futuros paralelos donde el hombre es el causante, consciente o inconscientemente, del fin de la humanidad. Podemos hablar de Terminator (1984) o Matrix (1999), donde la evolución de la inteligencia artificial es la principal responsable del declive de la raza humana. También encontramos historias como Hijos de los Hombres (2006), en el que la única esperanza de supervivencia es una mujer embarazada, después de casi veinte años sin nacimientos por razones desconocidas. 12 monos es uno de estos films... de lo mejor de los años 90 en el género, sin duda.
La jetée (Chris Marker, 1962) fue un corto visionario que sirvió de inspiración a Gilliam para su historia. Quizá La jetée sea más complicada, en el sentido de que no resuelve ni escenifica viajes físicos en el tiempo, sino que nos plantea la conexión con la dimensión temporal a través de los fuertes lazos que la memoria puede crear, abriendo posibilidades para conectar no solo con el pasado, sino también con el futuro. Así, y utilizando exclusivamente fotos fijas y una penetrante voz en off durante 28 minutos, nos enteramos de que tras la Tercera Guerra Mundial, y por motivo de la radiación, los hombres han tenido que sobrevivir en ciudades subterráneas. Divididos entre líderes y esclavos, el protagonista es obligado a hacer de voluntario para un experimento en el que deberá conectar con su pasado para llegar a conocer a los hombres del futuro que le entreguen la fuente para salvar la humanidad. Sí, en escasos 28 minutos... lo podéis comprobar:
La Jetée (1ª parte) | La Jetée (2ª parte) | La Jetée (3ª parte)
En muchos aspectos superior al trabajo de Gilliam, hay que reconocer, sin embargo, que éste supo sacarle todo el provecho a la historia, convirtiéndola en un film de acción y encumbrándola como una de las mejores películas de ficción de la década de los 90. Y es que en 12 monos no encontramos la Tercera Guerra Mundial, pero sí la guerra bacteriológica, la preocupación por el medio ambiente y los experimentos con animales... sin lugar a dudas es una actualización al presente, que diez años después sigue siendo totalmente vigente, e incluso creíble.
Utilizando sus recursos habituales (primerísimos planos, imágenes ligeramente distorsionadas, sonidos que no corresponden con la escena, sino que están en las mentes de sus protagonistas, actuaciones exageradas para impregnar las escenas, paradójicamente, de realismo extremo...), Gilliam nos adentra en el particular universo futurista de 12 monos, donde consigue hacer evolucionar la historia que nos explica La jetée, convirtiéndola en una reivindicación y alarma para la sociedad. Gilliam nos dice: "¡Eh! si seguimos así, éste es el futuro que nos espera: una sociedad dividida, esclavizada y degradada, donde ni los que gobiernan son felices... por eso buscan incesablemente una explicación al pasado, para saber resolver, si es posible, el futuro". Aunque las alusiones a pasajes del Apocalipsis son incesantes y, por supuesto, podemos pensar que James Cole - interpretado por Bruce Willis- es una especie de mesías o, mejor, Cassandra, como nos recuerda la Dra. Railly - Madeleine Stowe - en una de sus conferencias ("Cassandra fue condenada a conocer el futuro, pero también a no ser creída cuando lo predecía"), hay que agradecerle a Terry Gilliam que no se haya dejado llevar por otras películas del género y haya sido fiel a su propio estilo, creando un film futurista muy personal y lleno de guiños a la Historia, a las creencias religiosas... Así encontró, esta vez, recompensa a su aventura: ganador de diversos premios al mejor director, crítica y público estuvieron de acuerdo en que la historia y sus personajes principales debían llevarse un reconocimiento. Y es que Bruce Willis está inmejorable haciéndonos ver distintas facetas del personaje principal: por un lado, un duro prisionero incapaz de sorprenderse ante las peores situaciones; por otro, un niño adulto que prefiere pensar que todo está en su mente, antes de reconocer que esa es su vida... Y no puedo acabar sin reconocerlo: sinceramente es uno de los mejores trabajos de Brad Pitt, que interpreta al loco hijo de un famoso investigador, con un peso muy concreto en todo el film. Sorprende por su frescura y "naturalidad exagerada", y no en vano le valió un merecido Globo de Oro y nominación al Oscar (pero claro, se lo llevó Kevin Spacey por Sospechosos Habituales).
Un futuro sin esperanza (al contrario que en el corto, donde sí se muestra claramente que el hombre consigue su objetivo), y que, irremediablemente, no podemos cambiar... porque si algo queda claro es que el hombre no es dueño del tiempo, únicamente puede intentar reconstruir los fallos cometidos para encontrar una salida a su tormento. Y es que, como James Cole dice en su primer viaje a 1990, "- 5.000 millones de personas murieron en 1996 y 97, casi toda la población mundial... sólo sobrevivió el 1% de nosotros.... - ¿Va usted a salvarnos Sr. Cole? - Cómo voy a salvarles, eso ya ha ocurrido. No puedo salvarles, nadie puede". Brutal. Guste o no el cine de ficción, y en concreto el que nos plantea cómo será la sociedad en futuros imposibles (o posibles, ¿quien sabe?), 12 monos es, sin ligar a dudas, una de las grandes imprescindibles.
Ficha técnica:
12 monos (12 monkeys)
Reino Unido, 1995
Dirección: Terry Gilliam
Producción: Charles Roven
Guión: David Webb Peoples, Janet Peoples (basado en el corto francés La jetée)
Fotografía: Roger Pratt
Música: Paul Bruckmaster
Montaje: Mick Audsley
Interpretación: Bruce Willis, Madeleine Stowe, Brad Pitt, Christopher Plummer
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